domingo, 9 de marzo de 2008

Querida “Locombia”:

Te hago saber que has herido mi dignidad mas íntima al pisotear el suelo de mi Nación. También te cuento que me conduelo por tu, acaso, interminable locura derivada de la violencia omnipresente en tu suelo desde hace medio siglo. Te cuento que en mi Nación no pasa eso, porque creemos en la paz, firmemente.

No entiendo tu guerra interna y bien sabes que tampoco la deseo, porque como toda guerra no es mas que un síntoma de profunda estupidez. Luego, ¿por qué quieres endosármela?, cuando ni siquiera eres capaz de entenderte a ti misma.

Lloro humana y cristianamente tus muertos, los de los dos lados; son seres humanos que no merecieron jamás ese destino y mucho menos ese fin. ¿Fuiste acaso capaz de brindarles algo distinto?, o la opción de la violencia interna ¿era parte del plan de vida que trazaste para tus hijos?

Quisiera creer que, al igual que mi Nación, tienes una vocación inquebrantable para alcanzar la felicidad a través de la paz; sin embargo el testimonio de tus constantes acciones no me dejan mucho margen para pensar así.

En tu casa, tus hijos tienen profundo hastío por todo lo que ocurre y lo que están expuestos todos los días, ¿acaso no te has dado cuenta? No quieren más secuestros ni extorsión. No quieren mas desaparecidos. No quieren más narcotráfico. No quieren mas delincuencia común… ¡Mi Nación tampoco! No nos la exportes…

Nosotros tampoco queremos tener que seguir chantándonos los delincuentes que no puedes controlar; y, ¿sabes por qué no puedes hacerlo? Por el ciego empeño de seguir viviendo tu guerra loca. Luego, tus descontrolados prontuariados vienen a matar y a robar a nuestras hermanas y hermanos. Eso bien sabes que no es justo. ¿Por qué lo permites a sabiendas? ¿Acaso es más cómodo exportar el problema, antes que frenarlo?

Bien sabes que, abriendo humanamente nuestras puertas, convivimos y compartimos nuestra humilde riqueza y enorme amor, con hermanas y hermanos nacidos en tu tierra, quienes han encontrado acá lo que tú les vienes negando hace bastante tiempo: paz para progresar.

Una vez mas te invito a pensar con visión humana, querida Locombia. El daño que vienes causando y que lo sufren tus hijos los “locombianos” y mis hermanos ecuatorianos no se lo deseo a nadie, ni siquiera a ti que tan mal te portas con mi Nación.