miércoles, 2 de diciembre de 2009

América Latina.-

Este es un término aceptado para denominar a la América India, a la América Española, a Hispanoamérica; el término sirve para identificar la región geográfica en donde se han heredado idioma y raíces latinas primordialmente españolas y portuguesas.

Ha sido también el término usado por los políticos de izquierda a lo largo de la historia reciente para apelar a un sinónimo de rebeldía, libertad, revolución, independencia, soberanía y otras palabrejas que en boca de siniestros tarimeros hacen estremecer masas de giles.

Actualmente se apela al término para darle mayor énfasis a cualquier torpeza que se quiere vender políticamente; y, claro, como tenemos un promedio de analfabetas políticos que ejercen la democracia como votantes, pues cada vez y cuando los países estamos condenados a tragar ruedas de molino cada vez mas grandes, porque la justificación sublime es que se hace todo “por la patria grande”…

Si se pensara de verdad en la grandeza de la patria se usaría un leguaje de paz. Se usaría diálogo en vez de imposición. Se respetaría la condición de seres humanos de todos los pobladores, sin insultar ni descalificar. Se respetaría el derecho a pensar, no se buscaría la imposición grosera de ideas probadamente fracasadas.

Explotemos para bien las fortalezas de América Latina, no nos desangremos erigiendo monumentos a la ignorancia política, cuyos máximos modelos son Chávez, Correa, Morales, Ortega y por ahí uno que otro despunte, no de a monumento, pero si de a busto al menos, de Lula, Tabaré Vázquez y la señora de Kirchner…

Tenemos un idioma, una cultura enriquecida por la diversidad de nuestros diversos ancestros, tenemos una voluntad y sobre todo esperanza.

No permitamos que los malos actores políticos, tomándose el nombre de América Latina, malgasten y maltraten un término que, como el que denomina a nuestro continente, encierra belleza, presente y futuro.

Estamos obligados a incorporarnos a las filas militantes de la ciudadanía que, en despertar de conciencia, debe, en paz y en democracia, dar su sitio a quienes, tercamente, quieren retroceder la historia buscando que en nuestros pueblos se gobierne de acuerdo a una ideología, el comunismo, que a lo largo de la historia y en el mundo entero solo trajo violencia, pobreza, decepción, atraso, degardación, miseria material y humana.

América Latina no es para los extremistas. América Latina tiene que despertarse, recibir el “sacudón final” que debe darse a partir de culturizarnos políticamente para evitar que los cambios que hemos esperado no sean retrocesos, sino que encierren la alegría y libertad propias de la paz y gracias a ella, la construcción de un mejor futuro.

Tenemos que cambiar, si, en eso coincidimos todos, pero nuestra propuesta es que los cambios se hagan en paz, aceptando que los procesos históricos pensados a futuro son mejores que las copias del pasado.