viernes, 4 de julio de 2008

Apuntes.-

Hay dos asuntos que quisiéramos comentar brevemente: La Asamblea y Colombia. Los dos tienen trascendencia en la vida ecuatoriana y regional en estos precisos días.

1. Asamblea: El cónclave montecristense ha resultado ser una fanesca sociológica, psiquiátrica y de izquierda militante. Otras tendencias políticas no tienen cabida en la toma de decisiones de la Constituyente, porque eso sería antidemocrático. La Asamblea está claramente manejada por el “buró” que ya, de una vez, desfachatadamente se hizo presente de cuerpo entero abriendo una política gubernamental que la podríamos bautizar de: “si y qué ch…” Cinismo puro al timón del pretendido cambio.

Los alzamanos, Acosta incluido, están ahí, bien firmes en algo que no entienden por falta de preparación y de cosmovisión: el derecho constitucional. ¡No importa!, igual Correa está de moda... Cómo se porte cada uno dentro del bloque es celosamente observado por el buró y eso les puede allanar el camino a ser candidatos a "alguna cosita" en las siguientes elecciones.
Clarísimo: El asunto no es tener una buena constitución, sino caerle bien a Correa y al buró para que les den un chance… al fin y al cabo antes no eran nadie y ahora ya tienen el palmarés de haber servido a la revolución ciudadana…

La prepotencia producida por el ejercicio del poder es tal que se razona a partir de que “se ganó las elecciones 4 a 1”, luego nada se puede interponer en los planes de Correa y su buró, nada, ni lo razonable.
Recordemos que una elección es como un balance contable: una foto de ese momento; y, las posturas políticas del soberano pueden cambiar a fuer de atestiguar un estilo atropellador y pendenciero.


2. Colombia: Con una altivez insólita el Ecuador no creyó, como lo dijo el gobierno de Colombia, que la narco guerrilla está en su momento postrer y que hay que asestarle el golpe de gracia. El presidente Correa haciendo gala de un latinoamericanismo caricaturesco, hablaba de alias Reyes y del ecuatoriano Aizalla como “compañeros” en unas declaraciones que, como la mayoría hechas por el presidente sobre el asunto Ecuador - Colombia, han estado recargadas de sentimientos.

La percepción sobre el manejo de las relaciones con Colombia es que el Ecuador ha reducido un asunto de Estado a los sentimientos de una persona: Correa. El presidente ecuatoriano olvida que su popularidad, aunque alta, cae en las encuestas mes a mes; y, que en Colombia Uribe está firme en su liderazgo proyectado en el tiempo, alcanzando en la medición de junio el 80% de respaldo. Tal vez por eso el apuro del economista Rafael porque no deje de haber actividad política en el día a día ecuatoriano, pues, estupendo actor como es, malgasta su tiempo cuando no hay campaña que llevar adelante.

Así como Uribe metió la pata en el bombardeo de Angostura, esta vez se jugó el todo por el todo al lanzarse a liberar a Ingrid Betancourt y lo logró sin disparar un tiro. Recompensa a la audacia de Uribe es que la ex rehén declare alrededor del mundo a favor del liderazgo y hombría de bien del presidente colombiano; que afirme que las FARC están heridas de muerte; y que les diga a Chávez y Correa que aprovechen su cercanía ideológica con la guerrilla para pedirles paz.

Jefes de estado de todo el mundo han cerrado filas alrededor del presidente colombiano para felicitarle por la inédita operación de rescate y se han apresurado a reconocer en Uribe Vélez un líder regional. Haberse robado el show con un tema altamente polémico en el que para su solución primó la tesis uribista es todo un logro.

Todo lo anotado no ayuda a Correa a sostener sus agresivas miradas y desplantes hechos junto a su aliado y verdugo a la vez: el micrófono…