miércoles, 27 de junio de 2007

Farra y bravata.-

La farra es buena pero con medida… ¿quien no ha tenido un chuchaqui feroz por excederse? La descocada farra gubernamental, adornada de, la ahora clásica, bravata presidencial hace que reflexionemos sobre diversos aspectos. Ojalá que no nos hagan pagar las caras medicinas para el chuchaqui de este tipo de farra.

Es insólito que se proclame que para los pobres del Ecuador, hay nuevos “beneficios” sabiendo que económicamente no son más que acciones demagógicas de efecto electoral. A estas irresponsabilidades se las hace aparecer como nuevas formas de conducir y orientar el Estado. Todo esto adornado con la píldora de las mágicas soluciones que, repiten sin cesar, producirá la asamblea…

Doble bono solidario, doble bono de la vivienda, eliminación de contribuciones de escuelas y colegios fiscales, uniformes gratis, ofertas de dinero por donde se pase, contratos por montones para los militares, en fin, un abanico de agasajos financiados con el dinero de todos.
¿Justo? Tal vez.
¿Irresponsable, demagógico? Son los regalos de campaña que se les ha prohibido hacer a los demás.

El peso del bono solidario en el presupuesto del estado es de 400 millones. A primera vista no está mal para ser una ayuda directa, pero ¿por qué en vez de impresionar con esto a los pobres, no se suprimió los subsidios a los hidrocarburos, que pesan más de 2.500 millones de dólares en el presupuesto de 2007?, fácil, porque el Gobierno está en campaña, porque políticamente es muy conveniente que cada pobre censado reciba 30 dólares por mes y al mismo tiempo no se toquen los subsidios, de los que se benefician mayoritariamente transportistas, generadores de energía, taxistas y en general la clase media y alta que posee vehículos…

Manejando conscientemente la economía, con valentía y verdadero patriotismo se le armaría un buen lío al Gobierno; ahí si habría dinero para atender lo que tanto se pregona hacer: educación, salud y seguridad sin demagogia. Sin embargo la opción del Régimen es farrear…

Todos los recursos de los que echa mano el Gobierno para parrandear políticamente, son recursos conceptualmente destinados al ahorro, a acaudalar reserva monetaria, a prever financieramente cualquier contingencia y no a alentar la conveniencia del momento, a la francachela de campaña, a jugar cruelmente a querer ser chiros otra vez apostando rústicamente a la desdolarización

El problema de fondo es que decurrido un semestre de gobierno no hay un plan económico. Lo que si hay son desplantes en exceso, unas cuantas verdades bien puestas y una deuda de transparencia, abriendo frentes sin parar, todos los días, contra todos: franca actitud política de campaña… de farra y bravata.

miércoles, 20 de junio de 2007

Zapatero a tus zapatos.-

Ya están las listas para la asamblea… ¿Y qué encontramos? Pues, salvo excepciones, un conjunto de parches que vaticinan a partir de los potenciales actores que, la nueva constitución será un remedo de Carta Magna, una tomadura de pelo jurídica, cargada de insana ideología… una oportunidad perdida, una más… la vigésima.

Presentadoras de televisión, modelos, periodistas, ex ministros, un ex vicepresidente de la República, ex alcaldes, una directora de cine, una poetisa, comediantes y hasta un sacerdote aparecen en las listas de los candidatos para los asambleístas… el circo está servido: más de mismo que por lo demás ya no queremos y lo hemos expresado varias veces, ya está en el horizonte… y eso es lo que hay señoras y señores.

Nadie se dedica a lo suyo, claro, en primer lugar porque la asamblea está de moda y en segundo lugar porque se piensa que la asamblea es un cheque en blanco para hacer lo que se desee jurídicamente hablando, pensando que la organización fundamental de la república se puede hacer con payasadas…

¿Por qué va a importar la capacidad de los candidatos y candidatas? ¿Capacidad?... Se está demostrando por parte de algunos movimientos y partidos que este requisito no pesa en sus decisiones; aquí lo importante es ganar las elecciones ¡¡¡ como sea!!!

Y para ganar las elecciones es lo de menos quien integre la lista, con tal de que llame la atención. Así, sin miedo se ha inscrito con pompa y boato al cura rebelde, a la buenota minifaldosa de la televisión, al chistoso, al reciclado, en fin, a quien fuese notorio o incluso que no sea normal. Todos estos ciudadanos y ciudadanas valen para el propósito. Propósito que con semejantes aspirantes, nos inclinamos a pensar que es hundir en la sinrazón jurídica el destino del país; o quien sabe si obedecer a una borrador de constitución previamente acordado para que la asamblea se dedique a meterle mano a todo y no haga la constitución: verdadero propósito de su convocatoria.

¿Acaso el pueblo no se cansó ya de este tipo de actores políticos?
¿Acaso el Congreso no está lleno de este perfil de personas y es cuestionado por su falta de capacidad para que ellos sean los canalizadores de un verdadero cambio y por eso vamos a la asamblea?
¿Acaso el Presidente Correa no le ofreció al Ecuador un cambio de prácticas políticas?
¿El Presidente Correa, cuando candidato acaso no dijo que irían los mejores hombres y mujeres a la asamblea? (septiembre 26 de 2006)
¡Nada de eso!... ¡Lo estamos comprobando y con profunda decepción!

Por lo anotado, sin dárnoslas de agoreros, pensamos que la tan fanfarroneada asamblea, en base a sus potenciales actores, no será sino otra oportunidad perdida, en donde primará la necesidad inmediatista de ajustar los productos “jurídicos” de la cita constitucional a la necesidad coyuntural del Gobierno de sacar adelante su plan político; una oportunidad perdida en donde primará la imposición de ideas cuestionables, recargadas de ideología, lo cual en derecho no cabe; es decir se podría llegar a consagrar la ceguera patriótica y la santificación de la minusvalía jurídica nada menos que en la nueva constitución, la que no resultará sino una camisa de fuerza, cuando debería ser una vía segura al desarrollo armónico de un país que lo reclama a gritos desde hace ya bastante tiempo para labrarnos de una vez por todas un futuro con bases sólidas… una oportunidad perdida mas… la vigésima…

viernes, 8 de junio de 2007

Campaña.-

El borracho consuetudinario cuando llega a su casa y es recibido por su llorosa conviviente o esposa, ante el cuadro patético del chispo incorregible que siempre llega así, de lo cual el ebrio en un momento de lucidez se da cuenta y además que causa daño a sus mas próximos, propicia que éste haga promesas que jamás cumple.

“… Mijita linda: te juro que de hoy en adelante ni un trago más, que voy a llegar siempre temprano a la casa, que nunca más iré de juerga con los amigos, que no me beberé el dinero de la quincena, te juro que te voy a tratar bien…” y ante este discurso lleno de promesas, que en apariencia abre espacio para una nueva convivencia armoniosa y pacífica, el alcohólico se pone feliz y dice: “… esto merece un traguito…” y busca en el licor la calma.

Algo parecido le pasa al Gobierno Nacional que, fiel a las máximas del chispito, propicia desde el ejercicio del poder un “caos organizado” en el que los frentes con los mas diversos sectores de la nación se abren como puertas sin cerrojo en ventolera.

Luego, pletóricos de aparente arrepentimiento salen a discursear, a lo chispito, diversos funcionarios del Ejecutivo, entre los que se incluye el señor Presidente, rectificando, aclarando, disculpándose, o no, pero en todo caso prometiendo que el reciente exabrupto fue el último, para que más de lo mismo se repita casi a día seguido.

En los dos casos huele a “campaña”.
La “campaña” del borrachito, porque su vicio desborda sus fuerzas de voluntad y no puede parar de beber. La del Gobierno, porque cumplir su objetivo político y salvaguardar la tensión política vale cualquier promesa mentirosa; y, mantener el estado de “campaña” es requisito para que tod@s estemos los suficientemente maread@s como para que lo trascendente nos parezca difuso y viceversa.

Al borrachín “campañero” se le puede internar en un centro de ayuda para que lo desintoxiquen primero y lo traten psicológica o psiquiátricamente después.
Pero con el político eufórico, lioso y soberbio… ¿qué se hace?

¿Qué pasó con el proyecto de estadista de generación, sangre e ideas nuevas que eligió el país lleno de esperanza?
Nada, las mismas viejas prácticas viciosas y viciadas: TSE, TC, Congreso, etc. Amarres, componendas, troncha e irresponsabilidad.

¿Qué pasó con la “descaotización” prometida?
Nada, tenemos “caos organizado” y con yapa de amenazas…

¿Qué pasó con la cordura?
¡Se busca, pobre, está perdida! ¡Se ofrece recompensa a quien la encuentre!

Lo real es que sigue la campaña electoral, esta vez desde el ejercicio del Gobierno, con todos los peligros que ello implica para el diáfano quehacer político que nos prometió Correa y por el que votó el pueblo.

Todavía es tiempo de cambiar y de una vez ser serios y respetuosos con sus propias promesas. Con el chispín ya se sabe qué hacer, pero ¿Qué haremos con el Gobierno campañero?

martes, 5 de junio de 2007

Demás.-

La cantidad e intensidad de acontecimientos alrededor de los que se desenvuelve la cotidianidad del Ecuador, sobre todo de aquellos que apuntalan a la inseguridad jurídica, que azuzan la falta de vocación de paz y en general de todo lo que abona al caos, desborda la capacidad de entendimiento y tolerancia del ciudadano medianamente informado.

¡Que cansancio!: Cada día hay un nuevo frente, un nuevo escándalo, montones de noticias malas, y cosa tras cosa, por lo demás difundidas ampliamente, sacuden y duro a todos los componentes de nuestra sociedad, de manera que la paz social se ve cada día más amenazada gracias al caldeo perenne del ánimo colectivo.

Los políticos, en especial los congresistas, con su sobra de politiquería, su falta de visión de futuro y ceguera de país, han logrado que la realidad actual sea una ocasión en la que el Presidente, aprovechando su popularidad y canalizando hábilmente sobre sí la esperanza de cambio, tenga una herramienta de poder inédita: abrir frentes a diestra y siniestra, sin que haya consecuencias políticas ni sociales, salvo unas pocas que el propio Régimen se encarga de desacreditar o de hacer olvidar abriendo otro frente.

Es obvio que el accionar gubernamental se evidencia más allá de los límites institucionales del Poder Ejecutivo y que su injerencia y control se muestran sin problemas en el Tribunal Supremo Electoral, Congreso Nacional, Tribunal Constitucional. Esto sin contar con aquellos estamentos en donde por su naturaleza el Ejecutivo tiene representantes: Junta Bancaria, Comisión de Valores, entre otros.

Todos cifran sus esperanzas en los resultados de la asamblea, sin embargo hay que reflexionar sobre que la misma y sus integrantes no tendrán, ni de lejos, una varita mágica para poner orden en el alboroto generalizado al que todos contribuyen con acciones, comentarios y omisiones.

Se apuesta indiscriminadamente al “borrón y cuenta nueva”, sin tener en cuenta que en el camino a la asamblea se van dejando demasiadas cosas revueltas: la tributación, la economía, el futuro monetario, la seguridad interna, la libertad de opinión etc. Es decir un camino de irresponsabilidades que no sabemos cómo será manejado, resuelto, amainado y encaminado.

¡Cambiemos de moneda!, ¡Periodista famoso a la asamblea!, ¡Estaticemos todo!, ¡Abajo los altos intereses!, ¡No mas donaciones a los gobiernos locales!, ¡Prensa corrupta!, ¡Gobernante deslenguado!, entre otros son los temas “de moda” que nos tienen inmersos en unas discusiones que, con una insoportable carga ideológica se alejan del tratamiento responsable de cruciales asuntos que, manejándolos en base a principios deberían marcar la ruta para cambiar de una vez a esta nación tan querida y que tanto lo necesita.

Entre tanto el relajo y por ende la zozobra, están demás.