lunes, 17 de diciembre de 2007

Volare.-

Transportarse por avión desde y hacia Quito no es un privilegio, sino una necesidad del día a día, sin embargo hay unas cosas tan propias de nuestro folclor traducido en la frase: “no pasa nada”...

A partir de que se produjo el accidente del Airbus 340-642 de Iberia, el 9 de noviembre pasado, los instrumentos que garantizan la operación instrumental del aeropuerto capitalino no funcionan porque se rompieron y no hay, hasta ahora, otros que los reemplacen, pero igual “no pasa nada”…

Quienes tenemos curiosidad por cómo se desenvuelven las operaciones aéreas en Quito, al mirar el cielo se nos pone la carne de gallina cuando vemos a todo tipo de aeronave, sin excepción, este último mes y medio, realizar maniobras de aproximación, como si se tratase de una exhibición aérea.

Desde la ventana de mi oficina y desde la de mi habitación veo a lo largo de todo el día, enormes aviones como los B747-200, B747-400, A340-313, MD-11, B767-200, B767-300, B757 y también aquellos que prestan servicio en las rutas domésticas. Cuando uno mira atentamente el cielo quiteño sabe cuál es la aerovía que se usa normalmente para aproximarse al “Mariscal Sucre” y cuál la altura a la que deberían pasar por determinado sitio los aviones y espeluzna ver a las aeronaves fuera de la aerovía normal y tremendamente cerca, en algunos casos, de los últimos pisos de algunos edificios. Pero “no pasa nada”…

No hablemos de la enorme cantidad de “retacadas” (aterrizajes fallidos) que se verifican cada vez, de hecho he visto efectuar estas maniobras a más de diez aeronaves en este mes. Probablemente se dirá que estoy exagerando y que, por ejemplo, el antiguo aeropuerto de Hong Kong (Kai Tak) requería de maniobras más peligrosas en su aproximación, sí, es verdad, pero Hong Kong está a nivel del mar, no a nueve mil pies de altura. Pero igual, “no pasa nada”…

Pasará lo mismo con el aeropuerto de Tababela en donde habrá más restricciones operacionales por efectos climáticos y geográficos, además igualmente se sentirán los problemas de un aeropuerto “hot & high” (alto y caliente), luego, Quito no habrá ganado mayor cosa con su proyecto “Aerotrópolis”, es decir “no pasa nada”…

Estudios a nivel global, determinaron hace más de veinte años, que en el planeta hay veintisiete puntos geográficos que presentan condiciones para emplazar instalaciones aeroportuarias que tendrían condiciones de “aeropuerto abierto”, es decir 24/7, una de ellas se ubicó en el Ecuador, en el sector de Daular, cerca de Guayaquil. Sin embargo estas incompresibles broncas pueblerinas entre ecuatorianos han determinado que se haga un nuevo aeropuerto para cada ciudad en vez de haber optimizado el “Mariscal Sucre” planeando sin tonterías, con mucha técnica y seguridad un puente aéreo de primera entre Quito y Guayaquil con aeronaves modernas y seguras. Sion embargo ya se ve como se hacen las cosas de manera egoísta, pueblerina, buscando enfrentamientos y con ellos protagonismos que no caben cuando se habla de técnica; y, para variar, “no pasa nada”… ni pasará...

lunes, 10 de diciembre de 2007

¡Cállense o me voy!

Las actitudes pueriles están a la orden del día. Sin embargo, de lejos, el premio “Pataleta 2007” va para el Presidente Correa, quien con esta conducta demuestra una de dos cosas: peligrosa inmadurez e inestabilidad sicológica; o, una habilidad política sin precedentes para hacer lo que le viene en gana.

Correa empezó su mandato diciendo que si no ganaba la consulta popular se iba; el pueblo hechizado por el salvador de turno, presuroso dio respaldo al Presidente. Continuó diciendo que si la Asamblea no se organiza, elige e instala, él se va; el pueblo hizo según se le orientó desde Carondelet. Recientemente manifestó que si la Asamblea resuelve desde su “omnipotencia” el tema de Orellana, pedirá que le acepten la renuncia, veamos en esta ocasión qué hace la Asamblea, que por cierto es una copia del Congreso.

¡Un berrinche tras otro! Y, como al niño majadero y mimado ¡le resultan! ¿Cómo no le van a resultar? La popularidad del Presidente se ve acrecentada ya que el promedio del ecuatoriano, analfabeta políticamente hablando, piensa que si no se le da gusto al Presidente, se está torpedeando el camino a la “revolución ciudadana”, el “socialismo del siglo veintiuno” y otras consignas que cada vez cuajan menos cuando sus únicos sustentos son las arbitrariedades y el dinero público que el gobierno gira irresponsablemente de una chequera inusitadamente fondeada por la coyuntura, para apuntalar un proyecto político.

Por otro lado, hay un creciente número de ciudadanos que ven, gracias a las expresiones del Presidente, una desgastada o acaso inexistente tolerancia en él; todo esto con serios visos de que pronto este sentimiento se convierta en un: “¡basta Presidente!”. Son personas en su momento entusiastas por Correa, que le piden rectificar cuanto antes estas puerilidades pues le hacen daño al país.

El punto de vista de una sola persona no puede ser el ingrediente único del cambio profundo, sobre todo si este se lo publicita hacer en medio de la democracia más pura y participativa y más aun cuando entre los exabruptos se dicen cosas jurídicamente incoherentes, verdaderas barbaridades, como que la Constitución del 98 está vigente en tanto y en cuanto no se oponga a los planes personalísimos del Presidente y sus corifeos asambleístas.

No se si a alguien aun le cabe duda de la dictadura en que vivimos. ¿Han leído ustedes alguna vez el “decreto 001” de algún régimen dictatorial? Dice exactamente lo mismo que declaran los cabezas de la Asamblea -por lo demás un economista y un arquitecto sin formación jurídica-: “La Constitución está vigente mientras no se oponga”, ¿mientras no se oponga a qué?

El régimen de Correa ha hecho bien en rodearse de los siempre deliberantes y nada obedientes militares que están cómodos en sus cuarteles, ya que les ingresan recursos de “emergencias”, así se han repartido: Petroecuador para la marina, las carreteras para el Ejército y se ve que la intención es entregar los aeropuertos a la Fuerza Aérea. Todo a dedo claro está y si alguien opina en contrario: epítetos y descalificaciones en boca del Presidente estarán en la vanguardia gubernamental; y, si no le gustaron, quéjese al Padre Eterno… o a la Asamblea, al fin y al cabo los dos son omnipotentes…

Es claro que a la voluntad de ochenta personas, que si bien representan un resultado electoral, no son todo el país y mucho menos sus mejores ideas para proyectarnos a un futuro que englobe la verdadera diversidad que existe en el Ecuador.

martes, 4 de diciembre de 2007

Lecturas y lectores.-

Toda lectura tiene un lector y cada receptor capta e interpreta el mensaje. Ahora están de moda los mensajes y sus múltiples lecturas, veamos:

- La Asamblea de Montecristi arrancó teniendo como protagonistas por una parte a la obediente mayoría gobiernista y por otra a las taras de la típica politiquería a la que dicha aplastante mayoría prometió combatir desde siempre.
Es cuestión de lectura pues ver a la Asamblea como la copia de cualquier Congreso “tongueado”; o, como los fieles mandatarios de la voluntad popular.

- ¿Qué entendió el pueblo al dar paso a la Asamblea? Lectura número uno: los asambleístas iban a tener cuidado en hacer lo que ordenó la población: reorganizar su país a partir de la expedición de la norma de organización básica de un Estado: su Constitución. Lectura número dos: el pueblo giró un cheque en blanco a favor de los aliados del Gobierno para poner en marcha un conjunto de órdenes que vienen de Carondelet. Otra vez se trata de un asunto de lecturas…

- “Omnipotente” como se autodefine el novísimo cuerpo colegiado nacional, es síntoma de que sus miembros tienen el ego enorme y que no saben español. Hay que tener presente que la Asamblea tiene claros límites señalados por el pueblo, mismos que los miembros gobiernistas se empeñan en desconocer aduciendo que el mandato popular es así de amplio y que ellos harán básicamente lo que crean conveniente, a nombre del pueblo, pues son depositarios de su mandato, igual como lo han hecho los “partidócratas” a lo largo del tiempo. Nuevamente: cuestión de lecturas…

- Quienes pensaban que la política del actual régimen tenía algo de respeto por los demás, se equivocaron de la media a la mitad y en los pocos días que tiene trabajando la Asamblea es evidente que el hecho de que se encuentren en Montecristi representantes que no sean solo los del Gobierno, es un mero formalismo. Vemos que “Ciudad Alfaro” y sus bien protegidos muros, al igual los del Palacio de Carondelet, ensordecen de mala manera a quienes están detrás de ellos y la cacareada Asamblea, será un diálogo entre sordos

- Qué pensamos cuando en Venezuela el pueblo dice “no” a un planteamiento de su presidente, entregando así un mensaje que lo interpretaríamos como: “…ya estuvo bien…”, un mensaje en el que se quizo decir a Chávez que no se debe dejar de conducir a un Estado de manera coherente para dar paso a una agenda política personalísima, agenda por lo demás llena de demagogia, despilfarro, incidentes y otros actos que nada bien hablan del presidente venezolano, su gente y sus objetivos finales.
Muy interesante lo sucedido en el país hermano el fin de semana: el sentido común venezolano no está sepultado del todo. O será que es solo un ligero traspié de Chávez en su camino de convertir una de las naciones más ricas de Sudamérica en socialista. Cuestión de lecturas…

La esforzada siembra de odio entre conciudadanos que lleva adelante el Presidente de la República con su alto grado de popularidad, haría pensar que en poco tiempo más estaríamos guerreando entre compatriotas. Seguro estoy que el sentido común de quienes oyen estos inútiles mensajes sabrá estar a la altura de su corazón humano y mas bien con el tiempo se logrará hacer notar al actual Presidente que la confrontación no es el mejor camino para hacer país y peor la senda para progresar en paz.

Hay que darse cuenta de la tontería que significa tener un bravucón a cargo de la primera magistratura. Lo que no puede ser aceptable es que el propio Presidente sea el que propaga la animadversión y busca confrontación entre hermanos. Quien sabe si el negocio político de Correa es tener peleándose a los ecuatorianos mientras a la nación se la enrumba a no se donde…Lo descrito significaría tocar fondo… ¡otra vez! O quien sabe si es un plan magnífico que hará que nos sacudamos del subdesarrollo mental. Cuestión de lecturas…

jueves, 29 de noviembre de 2007

Pun…ti…tos…


- El Gobierno y sus aliados inauguran la Asamblea de la cual el país espera salir curado de sus males presentes y futuros. Ciertamente que la Asamblea ha sido una decisión nacional, es de esperar que por sus ejecutorias no se convierta en poco tiempo en la desilusión nacional

- Los plenos poderes zumban por doquier sin que los señores asambleístas recuerden que “la transformación del marco institucional del Estado” no tiene otra vía posible que no sea reformar o reescribir la Constitución, pues la Constitución es el continente del marco institucional del Estado, a partir de la Carta Magna debe estar la demás legislación…

- Dictar legislación secundaria es extralimitarse en las potestades confiadas por el pueblo a la Asamblea, además con el grave riesgo de que, si se aprueba legislación secundaria, puede que termine siendo inconstitucional, pues en principio debe regirse a la Constitución de 1998; y, luego de aprobada por el pueblo, debe estar a lo dispuesto en la nueva Constitución. Por ello lo lógido de esperar el referendum.

- Se ha hablado tanto de que si entran en vigencia inmediatamente o no los productos legislativos de la Asamblea, valiéndose de lo que considero una leguleyada constante en el defectuoso (y ahora vemos que no solo defectuoso, sino politiqueramente tramposo) Estatuto por el que votó la ciudadanía en abril de 2007. Personalmente creo que entrarán en vigencia solo y tan solo mediando la aprobación del pueblo. Lo contrario, sería dejar demostrado que esta Asamblea de tantas expectativas, no ha sido más que la reunión de un grupo ideologizado bajo la dirección del Régimen actual, que a su vez sigue un libreto marcado por el fracaso que significa la quiebra de la paz social en Venezuela y en Bolivia.
La Asamblea, de proceder como describo será un grupo que ha copiado las sucias prácticas políticas de actores cuyas ejecutorias se ha jurado acabar.

- Mientras los productos legislativos de la Asamblea no sean refrendados por el pueblo, la Constitución de 1998 se encuentra plenamente vigente y es la Ley Suprema a la cual se han de sujetar todos los actos del poder público. De no ser así imaginemos la inseguridad jurídica que se generaría. Sin embargo del riesgo anotado, personas sin el debido criterio jurídico; y, lo que es más grave, siendo miembros de la Asamblea, hablan de que lo aprobado debe entrar en vigencia inmediatamente y que la Asamblea goza de poderes omnímodos…

- Tengo convencimiento pleno de que a partir de la necesidad sentida de un verdadero cambio, el pueblo del Ecuador votó porque haya un cuerpo colegiado que resuma en una carta magna las directrices y conceptos que han de marcar el futuro nacional. No creo que el sentir nacional sea que se ha entregado un cheque en blanco a 130 personas, en realidad a los 81 del partido de gobierno, para que interpreten el mandato popular de lamisca forma como siempre hicieron los políticos de antaño.
- Mucha expectativa sobre la Asamblea... por sus actos los evaluará el pueblo, esperemos que a la luz de la juridicidad y el civismo y no del creciente odio entre compatriotas que alienta el Gobierno actual.

Pun…ti…tos…


- El Gobierno y sus aliados inauguran la Asamblea de la cual el país espera salir curado de sus males presente y futuros. Ciertamente que la Asamblea ha sido una decisión nacional, es de esperar que por sus ejecutorias no se convierta en poco tiempo en la desilusión nacional…

- Los plenos poderes zumban por doquier sin que los señores asambleístas recuerden que “la transformación del marco institucional del Estado” no tiene otra vía posible que no sea reformar o reescribir la Constitución, pues la Constitución es el continente del marco institucional del Estado, a partir de la Carta Magna debe estar la demás legislación…

- Dictar legislación secundaria es extralimitarse en las potestades confiadas por el pueblo a la Asamblea, además con el grave riesgo de que, si se aprueba legislación secundaria, puede que termine siendo inconstitucional, pues en principio debe regirse a la Constitución de 1998; y, luego de aprobada por el pueblo, debe estar a lo dispuesto en la nueva Constitución.

- Se ha hablado tanto de que si entran en vigencia inmediatamente o no los productos legislativos de la Asamblea, valiéndose de lo que considero una leguleyada constante en el defectuoso Estatuto por el que votó la ciudadanía en abril de 2007. Personalmente creo que entrarán en vigencia solo y tan solo mediando la aprobación del pueblo. Lo contrario, sería dejar demostrado que esta Asamblea de tantas expectativas, no ha sido más que la reunión de un grupo ideologizado bajo la dirección del Régimen actual, que a su vez sigue un libreto marcado por el fracaso que significa la quiebra de la paz social en Venezuela y en Bolivia.
La Asamblea, de proceder como describo será un grupo que ha copiado las sucias prácticas políticas de actores cuyas ejecutorias se ha jurado acabar.

- Mientras los productos legislativos de la Asamblea no sean refrendados por el pueblo, la Constitución de 1998 se encuentra plenamente vigente y es la Ley Suprema a la cual se han de sujetar todos los actos del poder público. De no ser así imaginemos la inseguridad jurídica que se generaría. Sin embargo del riesgo anotado, personas sin el debido criterio jurídico; y, lo que es más grave, siendo miembros de la Asamblea, hablan de que lo aprobado debe entrar en vigencia inmediatamente y que la Asamblea goza de poderes omnímodos…

- Tengo convencimiento pleno de que a partir de la necesidad sentida de un verdadero cambio, el pueblo del Ecuador votó porque haya un cuerpo colegiado que resuma en una carta magna las directrices y conceptos que han de marcar el futuro nacional. No creo que el sentir nacional sea que se ha entregado un cheque en blanco a 130 personas, en realidad a los 81 del partido de gobierno, para que interpreten el mandato popular de lamisca forma como siempre hicieron los políticos de antaño.

jueves, 11 de octubre de 2007

¿Y ahora?

Ha pasado la turbulencia de la envilecida campaña electoral. Ha tenido ya sus resultados, tenemos ya la conformación de la asamblea. ¿Y ahora?

Ahora es el momento de ver si las ofertas de empleo, rebaja de precios, educación, alimentos, salud, infraestructura y otras pueden ser cumplidas desde Montecristi, o simplemente fueron un ardid mas de los actores políticos actuales para captar el favor popular.

¿La asamblea va a poder cumplir todo aquello que prometieron en campaña sus ahora integrantes? Creo que no, porque la asamblea no es el estamento desde el cual se ha de resolver la necesidad de alcantarillado del cantón “x” o la justa aspiración del cantón “y” de tener una carretera.

La asamblea fue vendida como la solución a todos los males del país, cuando en realidad se trata de un órgano legislativo primario cuya misión es, de acuerdo al estatuto aprobado por el pueblo, redactar una nueva Constitución, producto base, pero al mismo tiempo árido para ver cristalizadas las aspiraciones de un electorado al que le vendieron simplemente otra cosa.

Que hay necesidad de cambiar la nación es absolutamente cierto, sin embargo, ¿Cuál es la manera cómo nos quiere conducir a ese anhelado cambio el actual régimen?, ¿Acaso sembrando odio entre los habitantes del país?, ¿Iniciando una nueva campaña electoral en la cual se hará gala de irresponsabilidad y dispendio cuasi delictual de recursos públicos?

¿Qué cambio busca el Gobierno? Si de los recursos con los que cuenta el Estado, la mayoría están siendo destinados a unos subsidios tan grandes cuanto absurdos. No es lógico que una economía como la nuestra destine más del 40% del presupuesto general a subsidiar productos o servicios. Esa actitud además de ser irresponsable con el futuro, tiene un componente de coyuntura política detestable, cual es el de ganar adeptos para un proyecto que no termina de aclararse ya que no decantan aún las turbulentas aguas del quehacer político.

Cambio sería que el Gobierno pare el fandango politiquero y demagógico y gobierne para todos y no para un grupo de personas que, complejos de por medio, gracias a su reciente éxito en las urnas, pretenden ser los portavoces y hasta los dueños de los sentimientos y pensamientos de “todos y todas”, sacando a relucir unos odios y unos resentimientos sociales dignos de estudio, empezando por los del Presidente.

viernes, 14 de septiembre de 2007

VORAGINE.-

La forma de acercarse al pueblo elector de parte de los candidatos a la Asamblea deja muchas interrogantes en el aire.

Si, lamentablemente nadie habla claro sobre las reformas que han de ser introducidas en la Constitución. La enorme mayoría habla de conceptos vagos como “crédito”, “empleo”, “precios bajos”, “estabilidad”, “seguridad”, “futuro”.

Los candidatos saben que es difícil vender conceptos jurídicos, por ello apelan a conocidas formulas, basadas en las diversas necesidades que siente la población y esa forma de presentarse no es honesta.

Lo lógico sería mostrarse diciendo la verdad sobre qué hacer con, por ejemplo, los derechos fundamentales y las obligaciones ciudadanas, el ordenamiento territorial y la descentralización, los organismos de control, ¿se los va a reformar?; ¿de qué tipo de reformas se discute en cada caso?

Aquí la pena más grande es que el nivel de analfabetismo político del promedio del pueblo hace que los despropósitos que suenan como posibles partes de nada menos que un texto constitucional, sean aceptados ya que la gente no entiende que la Constitución debe ser un resumen de conceptos y no una interminable lista de elementos demagógicos, reglamentaristas, inoporunos e incoherentes con el deber ser de una Constitución.

El modo en que se viene llevando la campaña es de turbulencia gracias a la confusión reinante en el pueblo por no estar seguro de haber seleccionado ya a sus candidatos y menos de los complicados procesos de elección, escrutinio y asignación de escaños.

Nerviosismo, desconfianza y otros males, vive también la economía gracias a la turbulencia electoral, con indicadores de al menos, desaceleración, que de mantenerse podría desembocar en crisis. Esto se debe a que la oscuridad de las propuestas, y la inseguridad que irradian los eventuales actores de la asamblea abona para que esto suceda.

El Gobierno se halla en abierta campaña por sus candidatos y no se escatiman recursos ni tiempo: En toda aparición o visita el Presidente ejerce la política con su estilo personal y orienta la corriente hacia su movimiento. La actividad política del Presidente va dejando varias secuelas: sospechoso inmovilismo en el TSE; y, protesta y parálisis en sus contendores, a los cuales con una actitud lo más parecida a un “si, ¿y que?” el Gobierno les indica que los tiempos han cambiado y que las reglas las hacen y manejan ellos.

La actividad gubernamental en este año en que la campaña ha sido perenne, no ha tenido otra orientación que no fuese aquella que no sea reforzar la postura política del régimen. Todos los actos de Estado han tenido y tienen una carga orientada al golpe de efecto, a vender la imagen del Presidente, del Gobierno, pero acaso sin darse cuenta que esta sostenida siembra política de una tendencia determinada, con recursos públicos, puede tener resultados negativos para el funcionamiento coherente del país.

Si así anda la campaña, las propuestas y la actividad gubernamental, no debemos tener demasiadas esperanzas sobre los resultados de una asamblea que, lo primero que va a tener que hacer, es enterarse sobre lo que ha sido convocada a hacer: producir una nueva constitución y luego someter todo su trabajo a un referéndum aprobatorio, no lo olvidemos en medio de la vorágine.

miércoles, 22 de agosto de 2007

¡ALTO!

La campaña por la asamblea se lanzó, ¡y de qué forma!
Todas y todos los candidatos y candidatas con pompa de ignorancia y demagogia ofrecen “lo que es y lo que no es”, sin tener presente que será el pueblo el que finalmente decidirá, en referendo aprobatorio, si el trabajo de la constituyente se convalida y entra en vigencia o no.

Los candidatos nos bombardean sin cesar con promesas a través de las “franjas” diciendo cosas como: ¡Bajarán los precios de los alimentos!, ¡no habrá más impuestos!, ¡cadena perpetua!, ¡no subirán los arriendos!, produciendo en el pueblo una sensación de cansancio sin igual. De la misma forma el Gobierno no da tregua a la difusión de publicidad con clara carga electoral. Entre tanto el Tribunal Supremo Electoral se lavó las manos en el tema de la publicidad que difunde el régimen.

Contrastando la carga de mentiras con la que están aproximándose los candidatos a los electores, se debe tener claro que la asamblea no puede remediar de un plumazo los males que aquejan nuestro quehacer diario. La asamblea, si llega a funcionar correctamente, será tan solo una brecha para que detrás se construya un camino ancho por el cual se pueda hacer transitar, con transparencia y coherencia, los anhelos comunes tan retrasados.

Según difundió CEDATOS, existe un 89% de rechazo a las propuestas que difunden los tres mil doscientos veintinueve candidatos que compiten por 130 escaños. Hay repudio en la población a una inusitada carga de mensajes con publicidad repetitiva, pesada, engañosa, vacía y sin mensaje. Un bombardeo que confunde e induce a que los números, rostros y nombres “bien posicionados” en la memoria colectiva se beneficien; por ende la “partidocracia”, los caciques locales y el Gobierno tienen ventaja de entrada.

Lo que busca la asamblea, teóricamente, es expedir una nueva Constitución y reorganizar la nación.
La Constitución es un compendio de conceptos a partir de los cuales la legislación secundaria se encargará de organizar el funcionamiento del país y sus componentes. La Constitución en ningún caso debe ser el continente de payasadas politiqueras que no tienen sustento y que más bien luego serán el pretexto de que la Constitución no sirve y que se necesita una nueva.

La Constitución debe ser la guía obligatoria y la legislación secundaria su instrumento de aplicación.
Para contar con una legislación a la altura de las necesidades del país, es fundamental estructurar un poder legislativo que cumpla sus dos misiones fundamentales a cabalidad: legislar con cuidado, paciencia y amor patrios y fiscalizar celosa y conscientemente. Sería de esperar que la asamblea prevea un sistema constitucional en el que se de cabida a un Poder Legislativo a la altura de las necesidades y expectativas nacionales.

Señoras y señores candidatos: hablen con frontalidad al electorado, digan la verdad sobre lo que la asamblea puede y no puede hacer. No ofrezcan lo que no se puede cumplir, pues ello tendrá como consecuencia que el sistema político del que ustedes estarían beneficiándose al ser elegidos se devaluaría aun más.

El retraso organizacional que vive el Ecuador se produce por inexplicables acciones sostenidas a través del tiempo en alarde de irresponsabilidad histórica y deuda moral, protagonizadas por unos actores políticos que están siendo emulados a la perfección por los pretendientes a asambleístas.

Ojala que los productos de la asamblea no se contaminen con los vicios de la vieja práctica política y sus descalificados protagonistas que poco a poco han quitado viabilidad al futuro de un país que merece mejor suerte.

Recordemos finalmente que, mas allá del funcionamiento y resultados de la asamblea, el pueblo será el que apruebe o no el accionar de dicho cuerpo colegiado en el referéndum aprobatorio, luego la asamblea debe andar con mucho tino en sus actuaciones pues las acciones contrarias a los intereses convenientes para el país pronto quedarán desnudadas.

domingo, 5 de agosto de 2007

¿De quién dijo?

Que “…la patria ya es de todos…” no es cierto, pero quien sabe si esta mentira, repetida tantas veces en los continuos spots del régimen transmitidos por radio y televisión, convence a algunos o muchos ciudadan@s y lo llegan a creer...

La economía, que debería ser un instrumento de progreso, está al garete merced a la absurda demagogia con la maneja el Gobierno. Bajo esta perspectiva lo más probable es que la ruina sea de todos. Llamemos la atención del Presidente que elegimos, cuando se tiene, en apenas un semestre de haber asumido el poder, déficit en la balanza comercial y falta de fondos en la caja fiscal para atender incluso compromisos de campaña. El futuro no es de todos, la zozobra ya es de todos…

La paz social, base del progreso de los pueblos, se ha trastocado grandemente gracias al estilo pendenciero del señor Presidente, quien con ironía y provocaciones, ha llenado de calificativos a quienes no piensan como él; además, ha abierto un frente innecesario con la prensa nacional atacándola constante y lo que es peor conscientemente. Luego, el insulto no es de todos, es del Presidente.

La descentralización, motor del fortalecimiento de los gobiernos de cercanía, también cayó en la mira del señor Presidente. El Gobierno al concentrar poder y, crear el “virreinato” costeño, además de buscar pendencia con el alcalde de Guayaquil, hace presente un afán concentrador y controlador inexplicable en los tiempos que corren.

Al concentrar poder se resta importancia a la esencia del buen gobierno, es decir a aquel que el ciudadano siente y con el que interactúa. Al parecer el régimen vive un salto hacia el pasado de la izquierda política, proponiendo una administración a la que se le siente en la propaganda y otros actos que no dejan más que esperanzas rotas, dudas y decepción.

La palabra, fundamento de credibilidad del primer empleado público del país, se ha devaluado gravemente. Escuchábamos al candidato Correa declarando en octubre de 2006 a su amigo Freddy Ehlers: “…Estamos jugando con el futuro del Ecuador, mucho más valioso es un tiburón en las costas de Galápagos que en la sopa de un japonés…”

A la vuelta de poco tiempo el candidato se convierte en Presidente, emite el decreto 486 y hace exactamente lo contrario añadiendo cosas que desnudan su violencia y la mediocridad de sus acólitos. Correa se deshace en denuestos en contra de un ecologista estadounidense casado con una compatriota que ha osado defender nuestra naturaleza y anuncia estrepitosamente que su infalible majestad lo expulsa del país y todos los verdemares compadres del gobierno se quedan criminalmente callados al igual que los chulos de los derechos humanos ahora que sienten las “delicias” del poder.

¡El silencio cómplice de estos mercenarios de la ideología es insoportable!

Luego, la mentira no es de todos, es del Presidente, lo cual es gravísimo, ya que, teniendo la dignidad que ostenta, no pude darse el lujo de caer en continuas contradicciones ya que el viejo refrán lo dice clarísimo: “En boca del mentiroso, lo verdadero se hace dudoso”.

lunes, 30 de julio de 2007

Lamentable.-

Es lamentable como el Gobierno Nacional con absoluta falta de ética y estética pretenda engañar a la población proclamando que no hace campaña a favor de sus candidatos a la asamblea cuando aún no ha arrancado esa etapa del proceso electoral.

Acaso no es campaña que el señor Presidente pasee sus discursos injuriosos y arrogantes por la nación entera, haciendo gala de una demagogia inédita en la vida republicana; ofreciendo de todo, entregando irresponsablemente recursos que pronto harán falta, hasta llegar al absurdo tema de los tiburones… Luego de esta sintomatología de verdadero desenfreno, no sería raro que por ejemplo, a cambio de unos votos galapagueños se permita la caza “incidental” de tortugas y la cocción “incidental” del seco de pingüino…

Se anuncia que se volverá a echar mano de una canción cívica, lo cual es simplemente detestable, ya que no se debería hacer lo posible porque las cosas sublimes de la nación sean instrumento de propaganda política, mas allá de que se niegue lo contrario.

El Gobierno no tiene otro plan que no sea la pachanga descocada de una campaña sin fin, mientras tanto parecen pensar los altos ejecutivos gubernamentales que el país funciona por inercia… grave error. La nación, o la patria como tanto les gusta llamarla, funciona con una cabeza que dirija no que la llene de zozobra y dudas, esto último es perverso e irresponsable.

Hay mucha habilidad en el régimen, cabe reconocerlo, para dar golpes de efecto, pero habría que ver hasta cuando van a funcionar y hasta cuando van a haber temas para hacerlo. El país necesita paz para trabajar, honradez para administrar y justicia para progresar.

Ningún llamado a la afabilidad surte efecto en el primer empleado público de la nación, solo motiva reacciones vehementes y más improperios contra quien le pide que sea una persona común y normal como proclama serlo. Sería torpe enumerar contra quienes se ha lanzado, pues ya no queda títere con cabeza.

Por primera vez en muchos años la fuerza pública está quietecita e incluso haciendo proclamas públicas de apoyo al programa político del Presidente. ¿Será por los contratos de emergencia? Para halagarles aún más Correa habla del voto para los uniformados, así la campaña será perenne y el partido más poderoso será la fuerza pública gracias al “sutil” poder de convicción de las armas pagadas por todos.

¿Hasta dónde se puede prostituir el ejercicio de la política para favorecer un proyecto de Gobierno, cualquiera sea este? Parece que hasta límites insospechados… ¡y no lo hacen los partidos políticos sino el Gobierno antipartidista - anti establishment - anti todo!

¡Alto señor Presidente!, que usted se le eligió para gobernar y no para hacer del Ecuador un dudoso tubo de ensayos explosivos; a usted se le eligió con mucha esperanza, por favor no se farree eso también.

martes, 17 de julio de 2007

Brújula.-

La problematización de la que es víctima la sociedad ecuatoriana no tiene parangón. Hay problemas en todas partes, unos coyunturales, otros accidentales, pero la mayoría provocados…

Efectivamente es así: la mayoría de problemas que aquejan al Ecuador en estos días son provocados, además intencionalmente. Quién podría pensar que la agitación también es una estrategia… Pues lo es y rinde frutos, al menos lo hace para personajes públicos cuya misión es cohesionar a la sociedad, no dividirla, de enrumbarla al progreso, no de caotizarla.

La parte más grave de los desatinos en la conducción del Estado radican en la sostenida e irresponsable orientación hacia la desestabilización económica, incurriendo en un nivel de gasto público que a la vuelta de no mucho tiempo resultará insostenible en una economía dolarizada, lo que exige disciplina, inteligencia y austeridad.

El país ya pagó el brutal precio de la dolarización para, a partir de 2001 tener un crecimiento que se ubica en niveles aceptables y sobre todo tener una mejoría notable en el poder adquisitivo del promedio de los habitantes de la nación. Actualmente las acciones desde la conducción del Estado presentan síntomas inequívocos de que se tiene la firme intención de que el sistema monetario fracase, más allá de las declaraciones en contrario de quienes manejan la economía. Sin embargo la intención de fondo es de fácil lectura.

Direccionar, con variadas formas, cuantiosos recursos a gasto corriente y no a inversión, politizar los organismos técnicos rectores de la economía, entre otras medidas, no tienen otra respuesta: el régimen marcha a desdolarizar el país… ¿Luego qué? Tal vez tocar fondo y encontrar en la “moneda propia” la panacea y carta blanca para las emisiones inorgánicas y la pauperización irresponsable del pueblo…

Los asuntos que intencionalmente pone el Gobierno en la mesa de discusión, que por cierto son demasiados al mismo tiempo, quitan la mirada del problema de fondo y tiene distraída a la población en cuestiones que no tienen el peso que tendría el descalabro de la economía…

Nuestra gente anda drogada con los sueños que con habilidad se han vendido sobre la asamblea y de todo lo que creen que puede hacer. Lo que no detendrá la asamblea es la realidad de una economía que se derrumba a fuer de irresponsabilidades y de fandango politiquero coyuntural y que se sostiene artificialmente por los precios del petróleo y las remesas de nuestros hermanos emigrados a otras tierras.

Despertemos de una vez del sopor de la engañifa y exijamos firmemente al Gobierno que elegimos llenos de esperanza, que deje a un lado los experimentos y que saque cuanto antes el imán ideologizado violento, deslenguado y politiquero de la brújula que ha de orientar los destinos del país hacia la paz y el progreso.
Evidentemente que la responsabilidad no es solo del régimen sino de todos los actores sociales que deben asumir con responsabilidad su rol para detener un previsible enrumbamiento hacia lo imprevisible...

viernes, 6 de julio de 2007

Comer, informarse y cuentear.-

Informarse es un acto equiparable a comer. Se trata en ambos casos de un acto, por tanto procede de la voluntad libre con advertencia del bien o mal que se hace, sobre la conciencia en el primer caso y sobre el cuerpo en el segundo.

Estar bien informado es como estar bien nutrido. Alimentar el espíritu con las informaciones es tener herramientas para elaborar una idea propia de la realidad que se nos hace saber a través de las noticias y de esa forma aportar, o no, para una solución de los problemas colectivos.

Las opciones de informarse de los ecuatorianos pasan por la televisión, la radio y los periódicos, entonces el televidente, oyente o lector con algún grado de formación escoge de dónde informarse. No contamos la Internet ya que aún no se encuentra al acceso del promedio del pueblo.

Es de resaltar que, hasta ahora, los medios han tenido libertad para difundir informaciones que recogen de las fuentes, se las procesa y exhibe o publica. No es menos cierto que algunos medios las editorializan antes de hacerlas públicas, disfrazando de noticia lo que en verdad es una opinión del medio, especialmente de sus propietarios.

Siendo como somos: un pueblo que gusta que las cosas le lleguen “mascadas”, el Régimen actual ni corto ni perezoso propone que se vuelva los ojos a la información oficial como única fuente a partir de la cual el pueblo ha de formar su opinión sobre tal o cual cosa…

La información oficial en si no es mala como concepto si es que fuese bien orientada claro está. Lamentablemente en el Ecuador y sobre todo en el de nuestros días, en sentido estricto lo que viene difundiendo el Gobierno Nacional no es solo información con un gran contenido de opinión, sino mayoritariamente propaganda. Luego es absurdo que el Régimen pida, aunque sea indirectamente, que se tenga a la información oficial como fidedigna.

El Gobierno se halla difundiendo una campaña publicitaria muy bien realizada, pero que es eso, una campaña publicitaria además apoyada por las constantes declaraciones del señor Presidente que adornadas de epítetos, difunde con pasión… con la pasión propia de una campaña electoral.

Todas las semanas el señor Presidente tiene siempre algo nuevo que decir: una denuncia, un insulto, un calificativo, una amenaza, una declaración, una desautorización a sus propios funcionarios, en fin; el libreto se va agotando y el pueblo que ilusionadamente votó por Correa no ve ni siente los ofrecidos cambios. Entre tanto los ministros se han convertido, excepto el señor Ministro de Economía, en distinguidos cultores del silencio, no sabemos si sabio o impuesto.

Esta semana se lanzó el Régimen con un “borrador de Constitución”: ¡que bueno que el Gobierno participe! Sin embargo es difícil creer que el texto sea, como en apariencia es, un canto a las libertades cuando en las actuaciones diarias del Ejecutivo predominan la intolerancia por las críticas, el epíteto descalificador y el periódico uso de la fuerza para imponer enfoques personales sobre la razón y el derecho.

miércoles, 27 de junio de 2007

Farra y bravata.-

La farra es buena pero con medida… ¿quien no ha tenido un chuchaqui feroz por excederse? La descocada farra gubernamental, adornada de, la ahora clásica, bravata presidencial hace que reflexionemos sobre diversos aspectos. Ojalá que no nos hagan pagar las caras medicinas para el chuchaqui de este tipo de farra.

Es insólito que se proclame que para los pobres del Ecuador, hay nuevos “beneficios” sabiendo que económicamente no son más que acciones demagógicas de efecto electoral. A estas irresponsabilidades se las hace aparecer como nuevas formas de conducir y orientar el Estado. Todo esto adornado con la píldora de las mágicas soluciones que, repiten sin cesar, producirá la asamblea…

Doble bono solidario, doble bono de la vivienda, eliminación de contribuciones de escuelas y colegios fiscales, uniformes gratis, ofertas de dinero por donde se pase, contratos por montones para los militares, en fin, un abanico de agasajos financiados con el dinero de todos.
¿Justo? Tal vez.
¿Irresponsable, demagógico? Son los regalos de campaña que se les ha prohibido hacer a los demás.

El peso del bono solidario en el presupuesto del estado es de 400 millones. A primera vista no está mal para ser una ayuda directa, pero ¿por qué en vez de impresionar con esto a los pobres, no se suprimió los subsidios a los hidrocarburos, que pesan más de 2.500 millones de dólares en el presupuesto de 2007?, fácil, porque el Gobierno está en campaña, porque políticamente es muy conveniente que cada pobre censado reciba 30 dólares por mes y al mismo tiempo no se toquen los subsidios, de los que se benefician mayoritariamente transportistas, generadores de energía, taxistas y en general la clase media y alta que posee vehículos…

Manejando conscientemente la economía, con valentía y verdadero patriotismo se le armaría un buen lío al Gobierno; ahí si habría dinero para atender lo que tanto se pregona hacer: educación, salud y seguridad sin demagogia. Sin embargo la opción del Régimen es farrear…

Todos los recursos de los que echa mano el Gobierno para parrandear políticamente, son recursos conceptualmente destinados al ahorro, a acaudalar reserva monetaria, a prever financieramente cualquier contingencia y no a alentar la conveniencia del momento, a la francachela de campaña, a jugar cruelmente a querer ser chiros otra vez apostando rústicamente a la desdolarización

El problema de fondo es que decurrido un semestre de gobierno no hay un plan económico. Lo que si hay son desplantes en exceso, unas cuantas verdades bien puestas y una deuda de transparencia, abriendo frentes sin parar, todos los días, contra todos: franca actitud política de campaña… de farra y bravata.

miércoles, 20 de junio de 2007

Zapatero a tus zapatos.-

Ya están las listas para la asamblea… ¿Y qué encontramos? Pues, salvo excepciones, un conjunto de parches que vaticinan a partir de los potenciales actores que, la nueva constitución será un remedo de Carta Magna, una tomadura de pelo jurídica, cargada de insana ideología… una oportunidad perdida, una más… la vigésima.

Presentadoras de televisión, modelos, periodistas, ex ministros, un ex vicepresidente de la República, ex alcaldes, una directora de cine, una poetisa, comediantes y hasta un sacerdote aparecen en las listas de los candidatos para los asambleístas… el circo está servido: más de mismo que por lo demás ya no queremos y lo hemos expresado varias veces, ya está en el horizonte… y eso es lo que hay señoras y señores.

Nadie se dedica a lo suyo, claro, en primer lugar porque la asamblea está de moda y en segundo lugar porque se piensa que la asamblea es un cheque en blanco para hacer lo que se desee jurídicamente hablando, pensando que la organización fundamental de la república se puede hacer con payasadas…

¿Por qué va a importar la capacidad de los candidatos y candidatas? ¿Capacidad?... Se está demostrando por parte de algunos movimientos y partidos que este requisito no pesa en sus decisiones; aquí lo importante es ganar las elecciones ¡¡¡ como sea!!!

Y para ganar las elecciones es lo de menos quien integre la lista, con tal de que llame la atención. Así, sin miedo se ha inscrito con pompa y boato al cura rebelde, a la buenota minifaldosa de la televisión, al chistoso, al reciclado, en fin, a quien fuese notorio o incluso que no sea normal. Todos estos ciudadanos y ciudadanas valen para el propósito. Propósito que con semejantes aspirantes, nos inclinamos a pensar que es hundir en la sinrazón jurídica el destino del país; o quien sabe si obedecer a una borrador de constitución previamente acordado para que la asamblea se dedique a meterle mano a todo y no haga la constitución: verdadero propósito de su convocatoria.

¿Acaso el pueblo no se cansó ya de este tipo de actores políticos?
¿Acaso el Congreso no está lleno de este perfil de personas y es cuestionado por su falta de capacidad para que ellos sean los canalizadores de un verdadero cambio y por eso vamos a la asamblea?
¿Acaso el Presidente Correa no le ofreció al Ecuador un cambio de prácticas políticas?
¿El Presidente Correa, cuando candidato acaso no dijo que irían los mejores hombres y mujeres a la asamblea? (septiembre 26 de 2006)
¡Nada de eso!... ¡Lo estamos comprobando y con profunda decepción!

Por lo anotado, sin dárnoslas de agoreros, pensamos que la tan fanfarroneada asamblea, en base a sus potenciales actores, no será sino otra oportunidad perdida, en donde primará la necesidad inmediatista de ajustar los productos “jurídicos” de la cita constitucional a la necesidad coyuntural del Gobierno de sacar adelante su plan político; una oportunidad perdida en donde primará la imposición de ideas cuestionables, recargadas de ideología, lo cual en derecho no cabe; es decir se podría llegar a consagrar la ceguera patriótica y la santificación de la minusvalía jurídica nada menos que en la nueva constitución, la que no resultará sino una camisa de fuerza, cuando debería ser una vía segura al desarrollo armónico de un país que lo reclama a gritos desde hace ya bastante tiempo para labrarnos de una vez por todas un futuro con bases sólidas… una oportunidad perdida mas… la vigésima…

viernes, 8 de junio de 2007

Campaña.-

El borracho consuetudinario cuando llega a su casa y es recibido por su llorosa conviviente o esposa, ante el cuadro patético del chispo incorregible que siempre llega así, de lo cual el ebrio en un momento de lucidez se da cuenta y además que causa daño a sus mas próximos, propicia que éste haga promesas que jamás cumple.

“… Mijita linda: te juro que de hoy en adelante ni un trago más, que voy a llegar siempre temprano a la casa, que nunca más iré de juerga con los amigos, que no me beberé el dinero de la quincena, te juro que te voy a tratar bien…” y ante este discurso lleno de promesas, que en apariencia abre espacio para una nueva convivencia armoniosa y pacífica, el alcohólico se pone feliz y dice: “… esto merece un traguito…” y busca en el licor la calma.

Algo parecido le pasa al Gobierno Nacional que, fiel a las máximas del chispito, propicia desde el ejercicio del poder un “caos organizado” en el que los frentes con los mas diversos sectores de la nación se abren como puertas sin cerrojo en ventolera.

Luego, pletóricos de aparente arrepentimiento salen a discursear, a lo chispito, diversos funcionarios del Ejecutivo, entre los que se incluye el señor Presidente, rectificando, aclarando, disculpándose, o no, pero en todo caso prometiendo que el reciente exabrupto fue el último, para que más de lo mismo se repita casi a día seguido.

En los dos casos huele a “campaña”.
La “campaña” del borrachito, porque su vicio desborda sus fuerzas de voluntad y no puede parar de beber. La del Gobierno, porque cumplir su objetivo político y salvaguardar la tensión política vale cualquier promesa mentirosa; y, mantener el estado de “campaña” es requisito para que tod@s estemos los suficientemente maread@s como para que lo trascendente nos parezca difuso y viceversa.

Al borrachín “campañero” se le puede internar en un centro de ayuda para que lo desintoxiquen primero y lo traten psicológica o psiquiátricamente después.
Pero con el político eufórico, lioso y soberbio… ¿qué se hace?

¿Qué pasó con el proyecto de estadista de generación, sangre e ideas nuevas que eligió el país lleno de esperanza?
Nada, las mismas viejas prácticas viciosas y viciadas: TSE, TC, Congreso, etc. Amarres, componendas, troncha e irresponsabilidad.

¿Qué pasó con la “descaotización” prometida?
Nada, tenemos “caos organizado” y con yapa de amenazas…

¿Qué pasó con la cordura?
¡Se busca, pobre, está perdida! ¡Se ofrece recompensa a quien la encuentre!

Lo real es que sigue la campaña electoral, esta vez desde el ejercicio del Gobierno, con todos los peligros que ello implica para el diáfano quehacer político que nos prometió Correa y por el que votó el pueblo.

Todavía es tiempo de cambiar y de una vez ser serios y respetuosos con sus propias promesas. Con el chispín ya se sabe qué hacer, pero ¿Qué haremos con el Gobierno campañero?

martes, 5 de junio de 2007

Demás.-

La cantidad e intensidad de acontecimientos alrededor de los que se desenvuelve la cotidianidad del Ecuador, sobre todo de aquellos que apuntalan a la inseguridad jurídica, que azuzan la falta de vocación de paz y en general de todo lo que abona al caos, desborda la capacidad de entendimiento y tolerancia del ciudadano medianamente informado.

¡Que cansancio!: Cada día hay un nuevo frente, un nuevo escándalo, montones de noticias malas, y cosa tras cosa, por lo demás difundidas ampliamente, sacuden y duro a todos los componentes de nuestra sociedad, de manera que la paz social se ve cada día más amenazada gracias al caldeo perenne del ánimo colectivo.

Los políticos, en especial los congresistas, con su sobra de politiquería, su falta de visión de futuro y ceguera de país, han logrado que la realidad actual sea una ocasión en la que el Presidente, aprovechando su popularidad y canalizando hábilmente sobre sí la esperanza de cambio, tenga una herramienta de poder inédita: abrir frentes a diestra y siniestra, sin que haya consecuencias políticas ni sociales, salvo unas pocas que el propio Régimen se encarga de desacreditar o de hacer olvidar abriendo otro frente.

Es obvio que el accionar gubernamental se evidencia más allá de los límites institucionales del Poder Ejecutivo y que su injerencia y control se muestran sin problemas en el Tribunal Supremo Electoral, Congreso Nacional, Tribunal Constitucional. Esto sin contar con aquellos estamentos en donde por su naturaleza el Ejecutivo tiene representantes: Junta Bancaria, Comisión de Valores, entre otros.

Todos cifran sus esperanzas en los resultados de la asamblea, sin embargo hay que reflexionar sobre que la misma y sus integrantes no tendrán, ni de lejos, una varita mágica para poner orden en el alboroto generalizado al que todos contribuyen con acciones, comentarios y omisiones.

Se apuesta indiscriminadamente al “borrón y cuenta nueva”, sin tener en cuenta que en el camino a la asamblea se van dejando demasiadas cosas revueltas: la tributación, la economía, el futuro monetario, la seguridad interna, la libertad de opinión etc. Es decir un camino de irresponsabilidades que no sabemos cómo será manejado, resuelto, amainado y encaminado.

¡Cambiemos de moneda!, ¡Periodista famoso a la asamblea!, ¡Estaticemos todo!, ¡Abajo los altos intereses!, ¡No mas donaciones a los gobiernos locales!, ¡Prensa corrupta!, ¡Gobernante deslenguado!, entre otros son los temas “de moda” que nos tienen inmersos en unas discusiones que, con una insoportable carga ideológica se alejan del tratamiento responsable de cruciales asuntos que, manejándolos en base a principios deberían marcar la ruta para cambiar de una vez a esta nación tan querida y que tanto lo necesita.

Entre tanto el relajo y por ende la zozobra, están demás.

lunes, 28 de mayo de 2007

¿Queréis Revolución?

Hoy se recuerda que hace sesenta y tres años se pronunció la frase del Presidente Velasco Ibarra: “… ¿queréis revolución?, ¡hacedla primero dentro de vuestras almas!, ¡sin amilanarse, sin amilanarse!...”. ¿Qué revolución busca el Ecuador de nuestros días? ¿Qué miedos la detienen?

La de Velasco es una frase plenamente actual, sólo que a diferencia de 1944 en nuestros días el proceso político es más elaborado y la realidad social tiene componentes más complejos.

La revolución de nuestros días pasa porque todos los ecuatorianos orientemos nuestros esfuerzos, desde la posición en la que nos encontremos, a que se eviten confrontaciones innecesarias, que busquemos el destino común a partir de entender y aceptar que somos un solo pueblo. Que esos esfuerzos busquen fervientemente como resultado un mejor país: transparente, ordenado, con futuro, con bases que ofrecer para cimentar el progreso de nuestros hijos.

Velasco Ibarra invocaba a esta revolución, me atrevería a interpretar, como la necesidad de renunciar a posiciones personalistas o exclusivamente basadas en las ideologías y dar paso a que se viabilicen proyectos comunes, pletóricos de ecumenismo político, que resulten en beneficio del promedio de la población. Esta, ciertamente, no es una tarea fácil: exige mucho renunciamiento y mayor patriotismo.

Tranquilidad y acción demandan las circunstancias actuales del país.

Tranquilidad para ver objetivamente cuáles son las necesidades de tipo jurídico que clama la organización de nuestro Estado, canalizarlas y cristalizarlas en la Asamblea. Tranquilidad para observar en el día a día cuáles son y cómo se producen las diversas reacciones de la opinión pública sobre los actos gubernativos. Tranquilidad para responder esos comentarios con acciones y no con palabras.

Acción para, con sapiencia, ordenar el funcionamiento coherente de este aparataje común que se llama Estado y que nos envuelve a todos. Acción para desterrar la corrupción y sus millares de tentáculos. Acción para sincerar la realidad nacional y hacer sentir que cada uno de nosotros es copartícipe de la misma y que además puede y debe ayudar a mejorarla.

lunes, 21 de mayo de 2007

Integridad y libertad.-

Rectitud y probidad sumadas a la facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, o de no obrar, por lo que es responsable de sus actos, son cualidades que, al reunirse en una persona, producen como resultado un ser humano capaz de ser feliz individual y colectivamente.

La experiencia humana parte de que cada cual tenga capacidad de interiorizar en su esencia y darse cuenta de que espiritualmente le falta todo, porque no tiene nada; y, aún así tener simpatía por esa humanidad individual y a partir de ella tener simpatía y profesar amor por la de los demás.

Las pretendidas diferencias entre humanos, por ejemplo en la política o en el amor, no son más que manifestaciones de abstracciones que no permiten a quienes las sufren entregarse a sí mismos a partir de una experiencia de vida, de una experiencia personal que compartir desde el ejemplo. Estas pretendidas diferencias no son más que tristes y egoístas manifestaciones de carencia de universalidad.

En vez de darse a sí mismos a partir de la experiencia pretenden ser el instrumento de un ensimismamiento, es decir de una ideología, lo que en el fondo excluye, reduce y fanatiza; pretenden darse a partir de una pseudo experiencia carente de humanidad; eso no es posible porque no se sabe o no se prevé que haya disposición para jugarse su propia unidad como vida y como criterio por los demás, por el otro, porque no hay la sencillez unificadora, la sencillez que sostiene lo complejo de la realidad.

Cada vez hay más poses egoístas que defender, con más ardor y menos objetividad, justamente por falta de sencillez y de libertad, si, de esa libertad para expresar con humildad lo que es cosecha de humanidad, de experiencia interior.

El temor a que se nos juzgue desde una tribuna de pensamiento ideologizada o del tristísimo “qué dirán”, no es mas que esa cobardía de no ser capaces de compartir y de que nuestro ego se sienta dolido por saber, al final del día, que el miedo a nosotros mismos no nos permite ser libres.

martes, 15 de mayo de 2007

¿Decir o callar?

Depende qué decimos y qué callamos y ni se diga lo que se difunde, o no, en los medios de comunicación.

Entre lo que se dice a través de los medios se tiene que diferenciar noticia y editorial. La noticia debe informar y ha de reflejar con objetividad y claridad la crónica de un suceso que interesa a la comunidad. Un editorial es el reflejo de la opinión que pertenece a quien la expresa o al medio que la difunde.
Las opiniones que se vierten desde una página editorial no necesariamente son, como lo define el Diccionario de la Real Academia Española, el sentir o estimación en que coincide la generalidad de las personas acerca de asuntos determinados.

Que los medios de comunicación ecuatorianos en general en más de una ocasión han exagerado ciertas cosas, no hay duda. Estas actitudes sostenidas y acentuadas hasta la caricatura en ciertos medios han confundido en más de una ocasión lo que es noticia y lo que es editorial, pues se han “noticiado los editoriales” o se han “editorializado las noticias”. Asimismo hablar “por hablar” es nocivo y conduce a interpretaciones siniestras y maliciosas.

Recordemos en años recientes, a propósito de los problemas de una institución bancaria y sus personeros, la carga editorial manifestada en reportajes disfrazados de noticias en cadenas de televisión propiedad de los imputados; o, la pugna entre dos grupos editoriales por la publicación de una parte de la guía telefónica de Guayaquil.
No importa quién sea el detentador de la razón; lo importante es evidenciar que se trata de vender una posición determinada, justa o no, como verdad absoluta valiéndose de los medios. Eso está mal.

Callar en los medios es malo para la comunidad cuando se tiene algo valioso que decir, sea opinando o informando.

Callar también puede ser un reflejo sea de sabiduría o de cobardía.

Callar por prudencia es cristiano, puede ser sabio y conveniente para los intereses de la sociedad.

Callar por miedo es terrible, pues ese silencio puede ser cómplice de no difundir la verdad, sabiendo que solo ella nos hará libres.
Elijamos y juzguemos lo conveniente entre decir y o callar, sobre todo teniendo en cuenta el momento histórico que atraviesa nuestra sociedad, sedienta de verdad y libertad.

miércoles, 9 de mayo de 2007

Infraestructura absurda.-

En el Ecuador se construyen las obras de infraestructura, sobre todo vial, partiendo de la necesidad creada de que sean baratas y se hagan rápido: exactamente como no se las debe hacer. Así entonces, las carreteras no duran y causan más de una molestia, generando al paso injusticias.

El asfalto es producido únicamente por Petroindustrial en la refinería de Esmeraldas y no es tratado por la “petro” como un producto industrial sujeto a controles de calidad, ¡sino como un residuo! Este mal producto, que unas veces es “aguado” y otras demasiado duro (preguntemos si no a los constructores), al ser el único disponible en el Ecuador todas las constructoras lo deben comprar y además sobre él no hay crédito, se lo paga de contado.

El asfalto de mala calidad es aplicado en las carreteras, mismas que en condiciones óptimas están diseñadas para soportar pesos de hasta 48 toneladas. ¿Pueden ustedes pensar en el comportamiento físico del asfalto en una subida de 7 grados en las montañas de los Andes sujetas al sol ecuatorial y al tráfico de camiones cargados con 60 o más toneladas?... Y encima ¡sin mantenimiento! ¡¡Pues se hace olas y luego baches!!... Luego las carreteras no duran. Y se reinicia el eterno “proceso de inversión en infraestructura” bajo las denominaciones de rehabilitación o reconstrucción con una periodicidad absurda, que no soporta una economía como la ecuatoriana.

Cuando los técnicos en el trazado de una carretera se encuentran con un río seco, prevén, para que el proyecto sea barato, que el caudal será lo suficientemente bajo como para poner ahí una “alcantarilla” (tubo de acero enterrado en la mesa de la carretera) y no un puente, sin considerar que el mantenimiento de dicha alcantarilla es algo que previsiblemente no sucederá. Entonces viene el primer invierno, el cauce seco trae no solamente un caudal de agua mayor al previsto, sino arrastra materiales que taponan la alcantarilla y al taponarse ésta se afecta la mesa la carretera… Todo por esta genialidad de ahorrar en tonterías sin ver el futuro de la obra. Colapsa la alcantarilla, se afecta la mesa, se corta la vía… Se lanza un proceso de “rehabilitación”… Más de lo mismo.

Otra parte del problema, que tiene muchísimos más detalles que los que abordamos a manera de enunciado apenas en este blog, es el mantenimiento rutinario. El mantenimiento debe ser priorizado para que lo que ya se ha invertido no se pierda por descuido. En vez de emprender en nuevas obras, se debe conservar de buena manera lo que ya existe y que muchos recursos y sacrificios le han costado ya a la comunidad nacional.

Capítulo aparte merecen las eternas disputas entre la administración pública y los constructores por las deudas que se acumulan. Esto es motivo para que constantemente se estén paralizando las obras y no se cumplan los plazos, se tengan que reajustar los precios y se deban realizar nuevas obras sobre lo que se ha dañado de la parte ya realizada.

Que el Estado deba no es necesariamente malo para los constructores, pues así ellos tienen un gran poder para presionar al régimen de turno por obtener nuevas obras y si no para hacer que el Estado les pague las deudas con bonos, los que rinden magníficos intereses, bonos que a su vez les sirven como garantía para obtener créditos en diversos centros financieros internacionales a intereses bajos. De la operación financiera descrita lo normal es que tengan saldo a favor los constructores.

Las carreteras deben hacerse considerando las particularidades de nuestra geografía, ecosistema y sobre todo nuestra economía. La mejor opción es hacerlas de cemento, para que no haya que sufrir por las vías cada cinco años, sino haya que preocuparse por ellas cada veinticinco. La relación costo beneficio aboga indiscutiblemente a favor del concreto. Como ejemplo veamos a Cuenca, con calles y avenidas de concreto en buena parte de su área urbana, obras que han sido hechas una vez, bien hechas, bien fiscalizadas, sabiendo que el dinero fluye escasamente y que se lo debe aprovechar con criterio cívico. De esta forma se evitan injusticias, deudas económicas y morales.

jueves, 3 de mayo de 2007

¿Viene?: ¡Vamos!

La asamblea viene y hay que prepararse de la manera más coherente para que el producto de la misma no sea motivo de quejas, problemas y desajustes a corto plazo, al fin y al cabo debemos tener una nueva y buena Constitución, no un mero plan coyuntural.

Para ello, debemos partir de principios fundamentales y se debe evitar la ideologización de la asamblea, pues la ideologización excluye, reduce y fanatiza. Evitemos pues la ideologización de la Constitución resultante y basémosla en justicia, sentido común y compromiso.

Antes que todo debemos tener conciencia de que somos humanos y que nuestras actividades están por y para las personas y no al revés: ese es el ánimo con el que debemos acudir los habitantes del Ecuador a sentar las bases del porvenir traducidas en la nueva Constitución.

En la nueva Constitución no debemos apuntar a la “sana mediocridad” de “no te metas conmigo, que yo no lo haré contigo”, no. Justamente porque un nuevo ordenamiento exige un compromiso a largo plazo, para que nuestros hijos y nietos no se encuentren con problemas que resolver, sino con bases serias y duraderas sobre las que puedan trabajar en paz.

Expresar en la asamblea el relativismo, es decir hacer lo que me parece solamente, sin abrirme, sin intervenir en contra de la mediocridad produce agresividad, misma que para detonarla basta una mínima chispa, lo cual no conviene ni ahora ni nunca.
Romper la mediocridad superando nuestras propias limitaciones con valentía, sin caer en sub culturas acomodaticias que van con el flujo social, con la moda, con la forma y no con el fondo.

En la asamblea no busquemos la mera norma, sino el absoluto. La norma puede ser abstracta, el absoluto no lo es porque no se basa en circunstancias sino en la vida misma. Desde la finitud de la vida humana pensar que podemos proyectarnos al infinito, sin tener posturas “descafeinadas” ni “light”, verdadero compromiso humano, con lo duro que puede ser asumirlo y sobre todo vivirlo.

viernes, 27 de abril de 2007

Galimatías.-

Tal vez suena a rebuscada esta palabra, pero en los dos sentidos que sobre ella da el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española se resume la situación nacional:

1. Lenguaje oscuro por la impropiedad de la frase o por la confusión de las ideas
2. Confusión, desorden, lío.

Lenguaje oscuro y confusión de ideas sigue existiendo en algunos protagonistas de la vida pública que se empeñan en seguir hablando “en difícil”; y, lo que es peor: actuando “en difícil”, acaso en “indescifrable”, sin que ello contribuya a dar luces sobre la resolución de graves problemas que sentimos y vivimos.

El segundo significado no puede ser más claro; y es que no hay, no puede haber paz y bases sólidas para el progreso, cuando la nación está en medio de un caos que, además, cada día abarca más ámbitos.

No se puede culpar al actual Gobierno de que la situación se encuentre así, pues buena parte de los antecedentes que han detonado lo que al momento vivimos son heredados. Tampoco se puede desconocer la escalada de tensiones con que aporta el Gobierno.

Es absolutamente desacertado, según los analistas más ortodoxos, haber abierto, desde el Poder Ejecutivo, tantos frentes de una sola vez. Asimismo es necesario reconocer que son frentes que han estado olvidados por mucho tiempo y que reclamaban acciones, incluso duras.

Bien sabidas son las frases: “qué dirán las autoridades”, “a las autoridades les toca actuar” “está en manos de las autoridades”. Lo gracioso es que cuando están actuando las invocadas y anteriormente ausentes autoridades, se arma la de San Quintín, y es que había y sigue habiendo tantos asuntos pendientes para “las autoridades”.

El acierto o desacierto de los actos de autoridad también contribuye, o no, al galimatías. Así como se reconocen buenas actuaciones, se tiene que ser honesto y firme en señalar (y desde el Gobierno reconocer) aquellas que no lo son, sobre todo si están cargadas de irritabilidad y vislumbres de autoritarismo.

Hacer uso de la popularidad del Ejecutivo y de la necesidad de salidas a los diferentes problemas sentidos por el pueblo está bien desde lo político, mientras dure.

Lo que no está bien es no dar solución definitiva a asuntos concretos que se anuncian con revuelo y mas bien dar lugar a nuevas situaciones problemáticas que aparecen con inusitada intensidad y frecuencia.

Corrijamos y depongamos posiciones, este es nuestro país y el de nuestros hijos.

Paremos el galimatías.

miércoles, 25 de abril de 2007

La política famosa.-

La participación en política de diversas personas que han logrado renombre gracias a sus desempeños profesionales en medios de comunicación, la farándula o el deporte es algo para conversar.

Nadie pretende eliminar el derecho de los ciudadanos a participar en las diversas instancias democráticas y desempeñarse en ellas, siempre y cuando haya aptitudes para esos desempeños y llevarlos con decoro, eficiencia y honestidad.

Han habido varios comunicadores sociales que fueron ganando espacio en la conciencia de sus respectivas comunidades gracias a que, a través de sus intervenciones en los medios emitían comentarios, editoriales y en general opiniones de orientación a sus lectores, oyentes o televidentes, mas allá de que esas opiniones podían contener orientaciones políticas, a las que, por lo demás, tenemos pleno derecho en ejercicio de la libertad todos los seres humanos.
La orientación política de cualquier tipo que, un comunicador vocacional o profesional, pueda expresar en el ejercicio de sus actividades no es mala, por el contrario, es una propuesta a que la comunidad se involucre en la discusión y búsqueda de soluciones a sus propios problemas, es plantear la necesidad de que todos seamos actores de nuestra vida en común. Es un ejercicio de alfabetización política que, además, el público tiene la opción de aceptar o no.
Cuando en un momento dado algunos de estos comunicadores optaron por participar dentro de las reglas de la democracia y accedieron a dignidades de elección popular, se supo quienes estaban preparados para llevar la pesada carga de la función pública y quienes no, sus ejecutorias hablaron por ellos. El pueblo ya los ha juzgado; así encontramos honrosos ejemplos de dignísimos ciudadanos que luego de un primer ejercicio de un cargo de elección popular, volvieron con humildad a sus trincheras y el pueblo los buscó y eligió nuevamente: esos son ejemplos de orientación y servicio. Pero también, como en todo, hay otros que no lo han sido y el pueblo les ha castigado duramente: con el olvido.

Pero la intervención en política de personas que se han dado a conocer no como orientadores de opinión, sino sea como artistas, sea animadores, sea deportistas y hasta reporteros de la llamada “prensa rosa” y nada mas que eso y que a partir de las actividades enunciadas pasan, de pronto, a ser representantes de los intereses populares para normar la vida comunitaria, es una tomadura de pelo al país.
Lamentablemente, ante la falta de siembra y promoción de nuevas generaciones de actores políticos, los partidos y movimientos en general han echado mano de figuras de este tipo, cuya presentación y promoción electoral no ha dado malos resultados coyunturales, pero ha bajado de nivel la calidad de los actores y por ende de los debates, proyectos y propuestas por ellos protagonizados. Mención aparte merece la tendencia al camisetazo.
No sería justo desconocer que algunos de estos personajes cuentan con una preparación académica y experiencia en la vida que los acredita, digamos, como multifacéticos y que, de cierta forma asegura que el desempeño de sus funciones será, al menos, decoroso. Esas son las excepciones que confirman la regla.

La mezquindad de los dueños de partidos y movimientos, el hambre de resultados electorales y la baja cultura política del promedio de la ciudadanía ha dado como resultado que el arte (sobre todo musical), el deporte y la farándula ya huelan a política y que cualquier entrevista sea una oportunidad de promocionar su eventual campaña electoral.
La política deber ser una actividad seria y patriótica, orientada a que se la ejerza por los más aptos que, por sus atributos de convicción ideológica, conocimiento en, por ejemplo derecho, economía, problemática social en general, etc. se hagan conocer y no para ser protagonizada por quienes por sus breves y llamativos ropajes, expresiones jocosas, canciones, orientación sexual, bailes, goles, marcas y plusmarcas solamente, pretendan tener ya patente para intervenir en la vida nacional a nombre del pueblo y no solo, como correspondería, de su público, fans o hinchas.

martes, 24 de abril de 2007

NOVENTA Y NUEVE

Todos sienten la obligación de expresarse sobre las ejecutorias de cualquier gobierno luego de transcurridos los primeros cien días de gestión, creo que la víspera es más que suficiente.

Vamos, solo enumerando, lo más destacado, políticamente hablando, del Gobierno posesionado el 15 de enero de 2007:

Se ha dado una demostración de enorme habilidad para el manejo de los tiempos:

- El Presidente ha sacado provecho de la popularidad con la que triunfó en el proceso electoral del 26 de noviembre de 2006, manteniéndola y acrecentándola, atrayendo simpatías y sembrando antipatías, de tres formas:

- Presentándose como un único enrumbador de la nación, a través del uso, incluso abusivo de la tarima, sin un discurso de fondo, en el que dibuje claramente la forma de poner en marcha los diversos mecanismos que, en teoría, llevarán a cristalizar un proyecto. Un discurso que entusiasma y exalta a sus escuchas con la enumeración de potenciales resultados y ha sido un factor positivo para el Presidente; un entusiasmo popular proveniente, tal vez, de que no se comprende todo lo que dice el señor Presidente, sino exclusivamente aquellas secciones de sus discursos en donde, con fuertes e innecesarios adjetivos calificativos, se refiere a personas que no comparten su forma de pensar y ver ciertos asuntos.

- Poniéndose el señor Presidente como víctima de la “partidocracia”, sin embargo de que, tácitamente, acepta las formas violentas que los clásicos militantes de la “partidocracia” obsoleta, emplean para demostrar adhesión a diversas tesis gubernamentales, muchas de estas tesis y programas en el fondo buenos, pero las formas de sustento a través de los “partidócratas” afines al Gobierno, son altamente criticables.
El Presidente oficialmente ha criticado los mecanismos violentos, pero ha dado la bienvenida al apoyo a su Gobierno, venga de donde viniese, aclarando (suponemos que por curarse en salud) que ese apoyo no tiene por qué venir con condiciones de ningún tipo: esa parte del discurso cae muy bien.

- La “venta” de las tesis del Gobierno se ha efectuado con los métodos tradicionales, es decir por medio de la publicidad y no de un adecuado proceso de información sobre asuntos sumamente importantes que están en el horizonte inmediato de la vida nacional. Se ha vendido la idea de que todos los actores políticos, salvo los auspiciados desde el Gobierno Central son malos, pésimos, antipatrióticos, pérfidos. Todo este despliegue publicitario, en su parte “en vivo y en directo” ha sido llevada, a riesgo de desgastar su imagen innecesariamente, personalmente por el señor Presidente a través de constantes visitas a diversos lugares de la geografía nacional; cosa que no rinde malos frutos a sus intereses coyunturales. Veremos sin con los discursos encendidos del Primer Mandatario a futuro no habrá una tendencia a la desestabilización de la paz social.

Por otra parte, el Gobierno le ha ganado la partida por amplia goleada, hasta ahora, a su desorganizada y acéfala oposición de varias formas:
a) Haciendo, muy hábilmente por cierto, que la población la perciba, sobre todo a través de los representantes de la oposición en el Congreso, como una especie de demonio obstruccionista y antipatriótico, opuesto irracionalmente a la necesidad de cambio que es sentida en el alma de cada ecuatoriano.
De hecho al Presidente le ha faltado desnudar la realidad electoral referente a que las elecciones de diputados las ganó, en estricto sentido, “nulo”, pues ese fue el candidato de la preferencia general. Los electores reaccionaron de esa forma ante una inagotable deuda de verdadera legislación para el progreso y un bochornoso e inaceptable sobregiro de corrupción, clientelismo y politiquería de la más baja calaña.

b) Diezmándola, a través de valerse de los propios errores de la típica forma “tronchista” de hacer política desde el Congreso, es decir, poniendo en evidencia que el diputado promedio, con honrosas excepciones testimoniadas en todas las legislaturas, viola la Constitución al no actuar con sentido nacional y sintonizado con los intereses de sus electores, sino de los del dueño del partido, el financista de la campaña o de los suyos propios, convirtiendo al Poder Legislativo en un horrible y detestable poder “palanqueativo”.

c) Entrando en una especie de “guerra” de ilegalidades e incluso injusticias, que han tenido diversos actores “partidócratas” favorables y detractores del Gobierno y sus planteamientos en el Congreso, Tribunal Constitucional, Tribunal Supremo Electoral y diversas judicaturas; circunstancias de las cual, por la fuerza, ha salido el Gobierno ampliamente triunfador y hasta fortalecido.

En este momento no necesitamos de mesianismo desde el Ejecutivo, pero tampoco del autoritarismo del que hemos visto es capaz.
Lo que si necesitamos es que con mesura, libertad, equilibrio y verdaderas acciones de Estado, se motive y conduzca al Ecuador al cambio en paz que reclama desde hace mucho tiempo, para bien de todos los presentes y los que están por venir.
No al mesianismo, porque la nación no tiene condiciones para que se incurra en gastos extremos que comprometen el futuro económico de mediano y largo plazo; y, porque eso es engañar a la población menos informada sobre la verdad referente a unos recursos que no son inagotables. Porque “papá Estado” ha sido y es un fracaso.
No al autoritarismo, porque no nos conduce a nada más que a poner de manifiesto horribles diferencias entre hermanos que nos cobijamos bajo una misma bandera y un credo común promedio: el Cristianismo. No a parapetarse en una fuerza pública francamente deliberante y engalanada de privilegios disfrazados para mantenerla tranquila.

Noventa y nueve para ver una estrategia definida hacia la consecución de un objetivo político.
Noventa y nueve para desnudar unos actores políticos sin bases más que las de sus propias miserias.
Noventa y nueve para proyectarse a seguir vendiendo ilusiones.
Noventa y nueve: falta uno para cien.

viernes, 20 de abril de 2007

El Cambio Interior.-

Para poder juzgar la democracia, es deber actual de los ecuatorianos vivir dentro de ella para hacerlo con plenos fundamentos. El involucramiento debe venir de una convicción cívica y de la motivación humana de ser parte de la forja de nuestro propio futuro. No hacer nada, tal vez será muy cómodo, pero no nos da derecho a decir nada sobre lo que nada hacemos.

Esta aseveración parte de que la vida democrática de la nación se la ha tomado, por parte del promedio de nuestros compatriotas, como una cosa extraña y lejana respecto de la cual se debe y se tiene que comentar simplemente, al igual que lo hacemos con el fútbol, sin entrar en la cancha. Postura relajada y nada comprometida con el propio futuro pues la democracia exige la participación de todos.

Es verdad que los medios para acceder a participar en la democracia, hasta ahora han sido manejados por unos “equipos” organizados de una forma que ha tocado fondo y demandan ejecutar urgentemente profundas reformas, partiendo porque a estas organizaciones les ha faltado el ingrediente básico en su interior: democracia. Los partidos, aquellos con ideología de fondo, no son malos en sí, lo han sido sus “directores técnicos”, pues no han echado mano de “jugadores” de la democracia en función de sus méritos, sino del “dedazo” o el “chequerazo”: lamentable, estamos cosechando los frutos de esa mala siembra.
El cambio interior de las organizaciones políticas clama a gritos un manejo horizontal de sus estructuras, que de cómo resultado una sana competencia interna para que los representantes que se escojan lo sean de ideologías y no de intereses, ni personalistas ni estatistas.

El cambio interior está en cada unos de nosotros, en el duro, consciente y constante ejercicio de aceptar nuestra realidad humana con simpatía, teniendo claro que somos individuos diversos que tenemos la obligación de generar y adaptarnos, con sabiduría y paciencia, a las circunstancias históricas y sociales más diversas que con nuestro comportamiento generemos o en las que nos toque desenvolvernos.

OPORTUNIDAD DE CAMBIO, NO DE RELAJO

Se está teniendo una percepción absolutamente errada sobre el “deber ser” de la asamblea constituyente, pues se piensa que será la solución a diversos males de los que es víctima nuestra sociedad. Eso no es así y es bueno que se vaya entendiendo y difundiendo esta verdad.
La asamblea, por definición, es una instancia en donde se deben sentar las bases constitucionales para el funcionamiento proyectado largo plazo de un Estado que, en este caso el ecuatoriano, requiere ser reorganizado en sus bases en asuntos puntuales.
Una Constitución es un compendio de conceptos a partir de los cuales se ha de desarrollar, en una segunda instancia, una legislación coherente a los principios consagrados en la Carta Fundamental. El producto resultante de la asamblea no puede ser reglamentarista, tampoco llena de detalles coyunturales y peor aun contemplar cosas que en Derecho pertenecen a las leyes comunes y aún a los reglamentos, pues ello significaría que las bases jurídicas de la nación expresadas en una Constitución mal concebida, resulten en el corto plazo una camisa de fuerza teniendo entonces que, ante el fracaso del producto de la constituyente, redactar reformas profundas o haciendo una nueva Constitución: situación profundamente inconveniente.
Esta mañana escuché por televisión que ya existe este nuevo espécimen político: el (la) “pre – candidato (a) a la asamblea” y uno de estos personajes (forjados por la prensa no se con qué propósito) comentaba que su proyecto para presentarse a la instancia constituyente será el dotar de agua potable gratuita en una cantidad de cinco metros cúbicos, ¡por favor! esos son proyectos que calzan en una campaña para concejal de una ciudad, pero no para que aquello conste en la Carta Fundamental del Estado; por otro lado escuché a otro de estos personajes pronunciarse sobre que la asamblea deber dictar una ley para regular tal cosa, pero si la asamblea es constituyente, no diluyente… si a ese paso vamos, quien suscribe este comentario planteará como caballo de batalla de su eventual campaña, que en la Constitución debe constar el derecho de todos y todas a la felicidad eterna y a un cuarto de pollo con arroz y vaso de avena en cada comida, que está vedado que los burócratas hagan pausas para el tinto de las diez y que los chulíos de bus deben tener postgrado... todo esto so pena de que lo contrario sea objeto de demanda ante el máximo tribunal de la nación.

Seamos serios por una vez en los asuntos que tocan nuestro futuro y el de nuestros hijos; la asamblea constituyente tiene ya bastante que hacer con la constitución a partir de la necesidad que se siente de, por ejemplo, reformar la manera de elegir a los congresistas de la forma como queremos que el Poder Legislativo se conforme y trabaje; de la necesidad de reformar la organización territorial y el tratamiento profundo, responsable y proyectado a futuro de la descentralización y autonomías; de cómo despolitizar educación y organismos de control.

No perdamos la oportunidad de tener unas bases jurídicas modernas y coherentes. No perdamos la ocasión democrática de que el futuro se siente sobre beses sólidas y no sobre ignorancia y demagogia.