viernes, 20 de abril de 2007

OPORTUNIDAD DE CAMBIO, NO DE RELAJO

Se está teniendo una percepción absolutamente errada sobre el “deber ser” de la asamblea constituyente, pues se piensa que será la solución a diversos males de los que es víctima nuestra sociedad. Eso no es así y es bueno que se vaya entendiendo y difundiendo esta verdad.
La asamblea, por definición, es una instancia en donde se deben sentar las bases constitucionales para el funcionamiento proyectado largo plazo de un Estado que, en este caso el ecuatoriano, requiere ser reorganizado en sus bases en asuntos puntuales.
Una Constitución es un compendio de conceptos a partir de los cuales se ha de desarrollar, en una segunda instancia, una legislación coherente a los principios consagrados en la Carta Fundamental. El producto resultante de la asamblea no puede ser reglamentarista, tampoco llena de detalles coyunturales y peor aun contemplar cosas que en Derecho pertenecen a las leyes comunes y aún a los reglamentos, pues ello significaría que las bases jurídicas de la nación expresadas en una Constitución mal concebida, resulten en el corto plazo una camisa de fuerza teniendo entonces que, ante el fracaso del producto de la constituyente, redactar reformas profundas o haciendo una nueva Constitución: situación profundamente inconveniente.
Esta mañana escuché por televisión que ya existe este nuevo espécimen político: el (la) “pre – candidato (a) a la asamblea” y uno de estos personajes (forjados por la prensa no se con qué propósito) comentaba que su proyecto para presentarse a la instancia constituyente será el dotar de agua potable gratuita en una cantidad de cinco metros cúbicos, ¡por favor! esos son proyectos que calzan en una campaña para concejal de una ciudad, pero no para que aquello conste en la Carta Fundamental del Estado; por otro lado escuché a otro de estos personajes pronunciarse sobre que la asamblea deber dictar una ley para regular tal cosa, pero si la asamblea es constituyente, no diluyente… si a ese paso vamos, quien suscribe este comentario planteará como caballo de batalla de su eventual campaña, que en la Constitución debe constar el derecho de todos y todas a la felicidad eterna y a un cuarto de pollo con arroz y vaso de avena en cada comida, que está vedado que los burócratas hagan pausas para el tinto de las diez y que los chulíos de bus deben tener postgrado... todo esto so pena de que lo contrario sea objeto de demanda ante el máximo tribunal de la nación.

Seamos serios por una vez en los asuntos que tocan nuestro futuro y el de nuestros hijos; la asamblea constituyente tiene ya bastante que hacer con la constitución a partir de la necesidad que se siente de, por ejemplo, reformar la manera de elegir a los congresistas de la forma como queremos que el Poder Legislativo se conforme y trabaje; de la necesidad de reformar la organización territorial y el tratamiento profundo, responsable y proyectado a futuro de la descentralización y autonomías; de cómo despolitizar educación y organismos de control.

No perdamos la oportunidad de tener unas bases jurídicas modernas y coherentes. No perdamos la ocasión democrática de que el futuro se siente sobre beses sólidas y no sobre ignorancia y demagogia.

No hay comentarios: