lunes, 10 de diciembre de 2007

¡Cállense o me voy!

Las actitudes pueriles están a la orden del día. Sin embargo, de lejos, el premio “Pataleta 2007” va para el Presidente Correa, quien con esta conducta demuestra una de dos cosas: peligrosa inmadurez e inestabilidad sicológica; o, una habilidad política sin precedentes para hacer lo que le viene en gana.

Correa empezó su mandato diciendo que si no ganaba la consulta popular se iba; el pueblo hechizado por el salvador de turno, presuroso dio respaldo al Presidente. Continuó diciendo que si la Asamblea no se organiza, elige e instala, él se va; el pueblo hizo según se le orientó desde Carondelet. Recientemente manifestó que si la Asamblea resuelve desde su “omnipotencia” el tema de Orellana, pedirá que le acepten la renuncia, veamos en esta ocasión qué hace la Asamblea, que por cierto es una copia del Congreso.

¡Un berrinche tras otro! Y, como al niño majadero y mimado ¡le resultan! ¿Cómo no le van a resultar? La popularidad del Presidente se ve acrecentada ya que el promedio del ecuatoriano, analfabeta políticamente hablando, piensa que si no se le da gusto al Presidente, se está torpedeando el camino a la “revolución ciudadana”, el “socialismo del siglo veintiuno” y otras consignas que cada vez cuajan menos cuando sus únicos sustentos son las arbitrariedades y el dinero público que el gobierno gira irresponsablemente de una chequera inusitadamente fondeada por la coyuntura, para apuntalar un proyecto político.

Por otro lado, hay un creciente número de ciudadanos que ven, gracias a las expresiones del Presidente, una desgastada o acaso inexistente tolerancia en él; todo esto con serios visos de que pronto este sentimiento se convierta en un: “¡basta Presidente!”. Son personas en su momento entusiastas por Correa, que le piden rectificar cuanto antes estas puerilidades pues le hacen daño al país.

El punto de vista de una sola persona no puede ser el ingrediente único del cambio profundo, sobre todo si este se lo publicita hacer en medio de la democracia más pura y participativa y más aun cuando entre los exabruptos se dicen cosas jurídicamente incoherentes, verdaderas barbaridades, como que la Constitución del 98 está vigente en tanto y en cuanto no se oponga a los planes personalísimos del Presidente y sus corifeos asambleístas.

No se si a alguien aun le cabe duda de la dictadura en que vivimos. ¿Han leído ustedes alguna vez el “decreto 001” de algún régimen dictatorial? Dice exactamente lo mismo que declaran los cabezas de la Asamblea -por lo demás un economista y un arquitecto sin formación jurídica-: “La Constitución está vigente mientras no se oponga”, ¿mientras no se oponga a qué?

El régimen de Correa ha hecho bien en rodearse de los siempre deliberantes y nada obedientes militares que están cómodos en sus cuarteles, ya que les ingresan recursos de “emergencias”, así se han repartido: Petroecuador para la marina, las carreteras para el Ejército y se ve que la intención es entregar los aeropuertos a la Fuerza Aérea. Todo a dedo claro está y si alguien opina en contrario: epítetos y descalificaciones en boca del Presidente estarán en la vanguardia gubernamental; y, si no le gustaron, quéjese al Padre Eterno… o a la Asamblea, al fin y al cabo los dos son omnipotentes…

Es claro que a la voluntad de ochenta personas, que si bien representan un resultado electoral, no son todo el país y mucho menos sus mejores ideas para proyectarnos a un futuro que englobe la verdadera diversidad que existe en el Ecuador.

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