miércoles, 19 de marzo de 2008

Solo se que nada se.-

Para decir o actuar en la vida, los seres humanos debemos, previamente, contar con unos conocimientos que permitan sustentar nuestros actos o afirmaciones, de lo contrario, el papelón, o incluso algo más, está garantizado…

En nuestros días, a la velocidad a la que suceden las cosas, la cantidad de disparates por minuto que se llegan a escuchar es asombrosa… Y es que las tonterías están por doquier. Empezando por el mal manejo del idioma, por ejemplo he escuchado en los últimos tiempos unos neologismos tan llamativos como: “equipotencia” o “plurisexualidad”, los mismos que dan indicios de lo que quieren decir, pero que no se encuentra su significado, académicamente tratado, en ninguna parte.

El sano afán por innovar debe detenerse en donde el sentido común y las ciencias formales establecen sus límites. El reconocer las limitaciones propias de cada persona no es motivo de que ellas se mermen, por el contrario, reconocer las limitaciones propias de cada uno de nosotros es un acto de honestidad que ennoblece a quien lo hace.

¿Han visto ustedes un debate completo de la Asamblea Constituyente?
Con pocas excepciones de asambleístas que marcan la diferencia, es una feria de ignorancia jurídica que, como las demás ferias de mal gusto, se televisa a la nación entera. Lo malo de este “show” es que hace falta el payaso Frejolito…

El Presidente de la República debe ser el más decepcionado. Él afirmó que en ese foro estarían “…los mejores hombres y mujeres del país…”, seguramente el señor Presidente se refería a los militantes de Alianza País. Pero el promedio del bloque de gobierno no está preparado para rendir a la altura de la tarea constitucional y el doctor Correa seguramente lo sabe.

Contados son los asambleístas que en sus intervenciones razonan argumentos sobre la marcha... claro, eso se hace cuando se sabe de qué se habla. La enorme mayoría lee escritos hechos, suponemos que por sus asesores. En muchas ocasiones estos “enlatados” no responden a la orientación del debate y son tremendamente reiterativos en asuntos que más tienen que ver con la ideología política y orientación filosófica de quien los lee (o de quien los preparó), que con el norte jurídico que debe tener la discusión de la norma fundamental.

Es digno de encomio el empeño por cambiar la nación. Sin embargo, ya que vivimos en un mundo que acepta al derecho como la manera de regular su convivir social, este anhelado cambio debe darse respetando formas. La caotización del convivir ciudadano está garantizada a partir de tener una norma fundamental escrita con el corazón y no con la cabeza.

La Constitución debe prever el desarrollo coherente de una legislación secundaria que la refuerce. Para alcanzar lo anotado la carta magna debe marcar pautas para la misma, no imantarle la brújula, no solamente a la legislación que debe venir detrás de ella, sino a la vida misma del Estado.

“De lo que nada se callar prefiero”, era una de las frases que el insigne maestro universitario Hernán Coello García, solía repetir citando a Creonte (rey de Tebas en tres ocasiones), para afirmar que, es mejor quedarse callado antes que lanzarse un disparate. Los señores asambleístas deberían reflexionar sobre ello.

1 comentario:

Matt dijo...

preferible que se queden callados, igual así tengan buenas o malas iniciativas, tienen que aprobar todo lo que llegue desde Carondelet. Así que el debate de cualquier forma es una pérdida de tiempo.