miércoles, 18 de febrero de 2009

¡Pobrecitos!

El presidente de la República, mediante decreto, ha decidido que se terminan los privilegios de la ALDHU. La reacción del Secretario de la Asociación, Juan de Dios Parra y sus colaboradores ha sido que se van del país.

Es de esperar que el decreto no sea solo un golpe de efecto para sacar del medio a un grupo que hace daño a la imagen política del régimen mientras está en marcha un proceso electoral.

No quisiéramos que esto termine en que, una vez idos, no haya como traerlos de regreso para que respondan por los asuntos que debe resolver la Administración de Justicia y que ya los ha enunciado el Fiscal General.

¡Váyanse de una vez! pero rindiendo cuentas y respondiendo a la justicia de las ejecutorias que han realizado a nombre de los, gracias a ellos, devaluados “derechos humanos”.

¡Pobrecitos! La ALDHU dice que no puede quedarse porque al haberse suspendido sus prebendas, se exponen a que a sus dirigentes se les considere ciudadanos normales y deban someterse a la fiscalización a la que estamos sujetos los ciudadanos del Ecuador.

Que se queden a responder lo haga falta como cualquier otra persona, sin ningún temor por persecución ni nada que se le parezca. Para eso el gobierno les ha brindado su amistad; por ello que el gobierno nacional los proteja, les cuide y les garantice su derecho a la legítima defensa, pero sin salir del Ecuador hasta que esto quede diáfanamente claro.

Si estamos en un estado de derecho, como ha manifestado el señor presidente de la República, no hay temor de que, en medio de este orden de cosas, se investiguen las actividades de la organización.

Antes de que estos personajes evadan las investigaciones profesionales que el país demanda, amparados en alguna “inmunidad”, hay que asegurarlos en el territorio nacional y evitar la movilización de Parra y su “combo humanitario”.
Seguramente el temor de quienes saben lo que han hecho les motiva querer estar lejos del Ecuador y además anunciarlo tan pronto como se sabe que sus privilegios han sido cancelados.

¿Cuándo ha estado la ALDHU para consolar y asesorar a la viuda o los huérfanos de un policía asesinado por delincuentes o de la de un soldado abatido por la guerrilla? Honestamente no lo sabemos. En cambio si vimos a Parra poniendo el pecho por las “turistas” presentes en el bombardeo a la base terrorista en suelo ecuatoriano hace un año.

La ALDHU ha pretendido dar un carácter romántico a las acciones delictivas. Sobre todo si se trata del terrorismo, al cual le han revestido, como todos los militantes de la extrema izquierda, de unas connotaciones heroicas.

Váyanse, pero no sin antes dejar claro varios asuntos, empezando por saber si, aparte de los delincuentes, los demás tenemos o no derechos humanos.

1 comentario:

Patricio R. Coronel Subía dijo...

Si no, pobrecitos panas. Lo mejor es que piensan que los pendejos somos nosotros. Será?