martes, 15 de mayo de 2007

¿Decir o callar?

Depende qué decimos y qué callamos y ni se diga lo que se difunde, o no, en los medios de comunicación.

Entre lo que se dice a través de los medios se tiene que diferenciar noticia y editorial. La noticia debe informar y ha de reflejar con objetividad y claridad la crónica de un suceso que interesa a la comunidad. Un editorial es el reflejo de la opinión que pertenece a quien la expresa o al medio que la difunde.
Las opiniones que se vierten desde una página editorial no necesariamente son, como lo define el Diccionario de la Real Academia Española, el sentir o estimación en que coincide la generalidad de las personas acerca de asuntos determinados.

Que los medios de comunicación ecuatorianos en general en más de una ocasión han exagerado ciertas cosas, no hay duda. Estas actitudes sostenidas y acentuadas hasta la caricatura en ciertos medios han confundido en más de una ocasión lo que es noticia y lo que es editorial, pues se han “noticiado los editoriales” o se han “editorializado las noticias”. Asimismo hablar “por hablar” es nocivo y conduce a interpretaciones siniestras y maliciosas.

Recordemos en años recientes, a propósito de los problemas de una institución bancaria y sus personeros, la carga editorial manifestada en reportajes disfrazados de noticias en cadenas de televisión propiedad de los imputados; o, la pugna entre dos grupos editoriales por la publicación de una parte de la guía telefónica de Guayaquil.
No importa quién sea el detentador de la razón; lo importante es evidenciar que se trata de vender una posición determinada, justa o no, como verdad absoluta valiéndose de los medios. Eso está mal.

Callar en los medios es malo para la comunidad cuando se tiene algo valioso que decir, sea opinando o informando.

Callar también puede ser un reflejo sea de sabiduría o de cobardía.

Callar por prudencia es cristiano, puede ser sabio y conveniente para los intereses de la sociedad.

Callar por miedo es terrible, pues ese silencio puede ser cómplice de no difundir la verdad, sabiendo que solo ella nos hará libres.
Elijamos y juzguemos lo conveniente entre decir y o callar, sobre todo teniendo en cuenta el momento histórico que atraviesa nuestra sociedad, sedienta de verdad y libertad.

1 comentario:

pawel dijo...

El inteligente habla, pero el sabio escucha, es cierto pero cuando de periodismo se trata la etica deberia ser el motor principal de expresion.