martes, 17 de julio de 2007

Brújula.-

La problematización de la que es víctima la sociedad ecuatoriana no tiene parangón. Hay problemas en todas partes, unos coyunturales, otros accidentales, pero la mayoría provocados…

Efectivamente es así: la mayoría de problemas que aquejan al Ecuador en estos días son provocados, además intencionalmente. Quién podría pensar que la agitación también es una estrategia… Pues lo es y rinde frutos, al menos lo hace para personajes públicos cuya misión es cohesionar a la sociedad, no dividirla, de enrumbarla al progreso, no de caotizarla.

La parte más grave de los desatinos en la conducción del Estado radican en la sostenida e irresponsable orientación hacia la desestabilización económica, incurriendo en un nivel de gasto público que a la vuelta de no mucho tiempo resultará insostenible en una economía dolarizada, lo que exige disciplina, inteligencia y austeridad.

El país ya pagó el brutal precio de la dolarización para, a partir de 2001 tener un crecimiento que se ubica en niveles aceptables y sobre todo tener una mejoría notable en el poder adquisitivo del promedio de los habitantes de la nación. Actualmente las acciones desde la conducción del Estado presentan síntomas inequívocos de que se tiene la firme intención de que el sistema monetario fracase, más allá de las declaraciones en contrario de quienes manejan la economía. Sin embargo la intención de fondo es de fácil lectura.

Direccionar, con variadas formas, cuantiosos recursos a gasto corriente y no a inversión, politizar los organismos técnicos rectores de la economía, entre otras medidas, no tienen otra respuesta: el régimen marcha a desdolarizar el país… ¿Luego qué? Tal vez tocar fondo y encontrar en la “moneda propia” la panacea y carta blanca para las emisiones inorgánicas y la pauperización irresponsable del pueblo…

Los asuntos que intencionalmente pone el Gobierno en la mesa de discusión, que por cierto son demasiados al mismo tiempo, quitan la mirada del problema de fondo y tiene distraída a la población en cuestiones que no tienen el peso que tendría el descalabro de la economía…

Nuestra gente anda drogada con los sueños que con habilidad se han vendido sobre la asamblea y de todo lo que creen que puede hacer. Lo que no detendrá la asamblea es la realidad de una economía que se derrumba a fuer de irresponsabilidades y de fandango politiquero coyuntural y que se sostiene artificialmente por los precios del petróleo y las remesas de nuestros hermanos emigrados a otras tierras.

Despertemos de una vez del sopor de la engañifa y exijamos firmemente al Gobierno que elegimos llenos de esperanza, que deje a un lado los experimentos y que saque cuanto antes el imán ideologizado violento, deslenguado y politiquero de la brújula que ha de orientar los destinos del país hacia la paz y el progreso.
Evidentemente que la responsabilidad no es solo del régimen sino de todos los actores sociales que deben asumir con responsabilidad su rol para detener un previsible enrumbamiento hacia lo imprevisible...

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