viernes, 6 de julio de 2007

Comer, informarse y cuentear.-

Informarse es un acto equiparable a comer. Se trata en ambos casos de un acto, por tanto procede de la voluntad libre con advertencia del bien o mal que se hace, sobre la conciencia en el primer caso y sobre el cuerpo en el segundo.

Estar bien informado es como estar bien nutrido. Alimentar el espíritu con las informaciones es tener herramientas para elaborar una idea propia de la realidad que se nos hace saber a través de las noticias y de esa forma aportar, o no, para una solución de los problemas colectivos.

Las opciones de informarse de los ecuatorianos pasan por la televisión, la radio y los periódicos, entonces el televidente, oyente o lector con algún grado de formación escoge de dónde informarse. No contamos la Internet ya que aún no se encuentra al acceso del promedio del pueblo.

Es de resaltar que, hasta ahora, los medios han tenido libertad para difundir informaciones que recogen de las fuentes, se las procesa y exhibe o publica. No es menos cierto que algunos medios las editorializan antes de hacerlas públicas, disfrazando de noticia lo que en verdad es una opinión del medio, especialmente de sus propietarios.

Siendo como somos: un pueblo que gusta que las cosas le lleguen “mascadas”, el Régimen actual ni corto ni perezoso propone que se vuelva los ojos a la información oficial como única fuente a partir de la cual el pueblo ha de formar su opinión sobre tal o cual cosa…

La información oficial en si no es mala como concepto si es que fuese bien orientada claro está. Lamentablemente en el Ecuador y sobre todo en el de nuestros días, en sentido estricto lo que viene difundiendo el Gobierno Nacional no es solo información con un gran contenido de opinión, sino mayoritariamente propaganda. Luego es absurdo que el Régimen pida, aunque sea indirectamente, que se tenga a la información oficial como fidedigna.

El Gobierno se halla difundiendo una campaña publicitaria muy bien realizada, pero que es eso, una campaña publicitaria además apoyada por las constantes declaraciones del señor Presidente que adornadas de epítetos, difunde con pasión… con la pasión propia de una campaña electoral.

Todas las semanas el señor Presidente tiene siempre algo nuevo que decir: una denuncia, un insulto, un calificativo, una amenaza, una declaración, una desautorización a sus propios funcionarios, en fin; el libreto se va agotando y el pueblo que ilusionadamente votó por Correa no ve ni siente los ofrecidos cambios. Entre tanto los ministros se han convertido, excepto el señor Ministro de Economía, en distinguidos cultores del silencio, no sabemos si sabio o impuesto.

Esta semana se lanzó el Régimen con un “borrador de Constitución”: ¡que bueno que el Gobierno participe! Sin embargo es difícil creer que el texto sea, como en apariencia es, un canto a las libertades cuando en las actuaciones diarias del Ejecutivo predominan la intolerancia por las críticas, el epíteto descalificador y el periódico uso de la fuerza para imponer enfoques personales sobre la razón y el derecho.

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