sábado, 1 de marzo de 2008

Ahí están, esos son…

Sostengo que la educación es un asunto básico para el progreso y bienestar del pueblo. Así, he opinado en varias ocasiones que, por ejemplo, es necesario un proceso de alfabetización política, para que no nos sorprendan cíclicamente las novelerías que llevan a situaciones límite a nuestra Nación.

A propósito de lo dicho, cito textualmente un párrafo de una nota de prensa que pone en evidencia cuan descuidada esta la educación ecuatoriana: “El Ministro de Educación, Raúl Vallejo, señaló que los resultados que se han obtenido en las pruebas de razonamiento lógico y verbal a los docentes aspirantes a las 12.000 nuevas partidas no son alentadores, porque el promedio de calificación de estos exámenes es de 38/100 y apenas el 8% de 17.800 que rindieron esta prueba, es decir, 1.561, obtuvieron más de 60/100”

Así como es alentador que se haya emprendido un proceso de selección, es francamente decepcionante el resultado obtenido. Sin embargo, supongo y sin temor a equivocarme, que si al mismo universo de “docentes” se les pregunta como paralizar las actividades, patear bombas lacrimógenas, fabricar cócteles molotov, lanzar piedras, quemar llantas, generar caos, como adoctrinar en el extremismo a sus potenciales alumnos, las calificaciones habrían sido sobresalientes…

De esta siembra de odio les doy un ejemplo que trae un texto oficial para enseñar matemáticas en donde se dice mas o menos esto: Don Gabriel tiene 584 trabajadores en su fabrica “el explotador”, de los cuales son despedidos, sin motivo alguno 268; cuantos obreros quedan? Que se enseña de esta forma? Ideología y odio.

Esa, señoras y señores, es la realidad del promedio de la educación ecuatoriana… Un sistema rehén de la doctrina maoísta desde hace treinta años. Una fabrica de mediocres, un eficiente productor de odiadores, amargados y resentidos sociales. Esta innegable realidad esta evidenciada, entre otras cosas, en los exámenes a los que hace referencia el Ministro Vallejo.

A donde vamos así? A la construcción de un país destinado a su autoeliminación por el odio entre hermanos? Que pena verdad? Cuando deberíamos sembrar optimismo, solidaridad, amplitud de mente y alma para que, entre todos nosotros, los dueños de este bello terruño, empujemos al progreso y bienestar común. Superando egoísmos en los dos extremos de la realidad económica y social. Poniendo nuestro esfuerzo físico y nuestro corazón al servicio de lo que queremos para nuestros hijos: Un país bien instruido en el amor y orientado hacia la paz social ingrediente fundamental del progreso.

Luego la frase que escuchamos gritar destempladamente en la calle cuando hay protestas la hacemos nuestra contra estos “maestros” de la mediocridad la ideología y el odio: “Ahí están, esos son los que joden la nación…”

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